Los nanofármacos “nos ayudarán a tener una mayor eficacia, menores efectos y costes secundarios del manejo de los mismos”. Con esta consideración Pedro Aljama García, profesor emérito de la Universidad de Córdoba, ha dado comienzo al debate ‘Impacto clínico del avance de la nanomedicina’, moderado por el jefe de Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Clínico San Carlos, José Manuel Martínez, en el marco del Foro Nacional Nanomedicina 2022, y organizado por el Grupo de Expertos para la Regulación de la Nanomedicina (GERNA).
Dentro de este ámbito, Aljama ha apuntado, “más allá de la teoría”, existen tres E’s que “siempre están en la cabeza del médico práctico, del paciente y del evaluador de estos tipos de tratamientos“.
Efectos colaterales. A modo de ejemplo, García ha hablado de los efectos colaterales “obvios” de cualquier hierro que se administre por vía intravenosa. Por lo que, según el experto, “el arte está en cuantificar si es tolerable o no el grado de este efecto colateral, indeseable o, incluso, de toxicidad”.
Eficacia. García se ha referido a ver la curva dosis-efecto. En otras palabras, ver en qué medida es capaz un nanofármaco de corregir la anemia o de restablecer los depósitos férricos del paciente en relación con un similar o del mismo género.
Eficiencia. En este último punto, el experto ha detallado que, además de la relación coste-beneficio directo del fármaco en sí, también ha apuntado a los costes indirectos. “Es decir, cómo la administración de determinados fármacos modifica la dosificación de coadyuvantes”.
Una medicina que “ya se debería estar haciendo”
Por su parte, José Antonio García Erce, director del Banco de Sangre y Tejidos de Navarra, ha añadido ciertos beneficios más que estos nanofármacos pueden llegar a aportar: “evitarán que tengamos que estar cambiando de dosis y nos aseguraremos la efectividad y eficiencia del tratamiento, con lo cual va a ser un ahorro al sistema sanitario”.
Tal y como ha proseguido Erce, todo ello se traduciría en calidad, pero sobre todo en equidad. Y, de una forma indirecta, los nanofármacos podrán ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agencia 2030, según el experto.
“Entre los primeros objetivos está el manejo de la anemia de la de la mujer, la reducción de las complicaciones del parto y la reducción de la mortalidad infantil. Esas tres herramientas pasan por el uso de hierro adecuado. Ahí es una ventaja que vamos a tener con los nanomedicamentos”.
Sin embargo, Erce denuncia que no se trata de una medicina del futuro, sino de una medicina “que ya se debería estar haciendo”. “La medicina ya debería abarcar las cuatro P’s. Que fuese predictiva, personalizada, preventiva y participativa”.
De una forma indirecta, los nanofármacos podrán ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agencia 2030
Formación e información
Para llegar a una medicina que cumpla con estos criterios, Alejandro Martín-Malo, jefe de sección de la Unidad de Gestión Clínica de Nefrología en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba ha advertido de que antes se debe detallar con más nitidez el concepto que abarca a los nanofármacos. Por el momento, Malo ha detallado que, aunque se habla de que un nanofármaco puede sustituir a otro similar, “todavía no se debe considerar o aceptar la palabra intercambiabilidad de una forma definitiva”.
“No hasta que no haya estudios prospectivos controlados, randomizados, bien diseñados, con una adecuado tamaño muestral y seguido a largo plazo”, ha argumentado Malo.
Como ante cualquier situación novedosa, en la que el método de actuación todavía se encuentra en un contexto de prueba y error, José Luis Poveda, director del Área Clínica del Medicamento del departamento de Salud Valencia La Fe ha asegurado que “uno de los desafíos que presenta la nanomedicina en estos momentos es el establecimiento de un marco regulatorio con el que asegurar que, lo haga quien lo haga, existirá la misma seguridad y eficacia que se ha demandado con los fármacos habituales hasta el momento”.
En base a la experiencia adquirida con la sustitución de genéricos y biosimilares, Poveda ha opinado que un marco regulatorio en este ámbito ofrecería “grandísimas posibilidades terapéuticas, al mismo tiempo que garantizaría la eficacia la seguridad y la reproducibilidad de los resultados en cualquier tipo de estructura o nanoestructura que esté asociado a un medicamento”. Eso sí, en palabras del experto, este ámbito “necesita realmente un desarrollo mayor”.
Uno de los desafíos que presenta la nanomedicina en estos momentos es el establecimiento de un marco regulatorio con el que asegurar que exigir la misma seguridad y eficacia que se ha demandado con los fármacos habituales hasta el momento
Preguntar directamente al paciente
Aun así, para los expertos todavía queda un largo camino por recorrer, que pasa por la formación. Y no sólo de los profesionales, como ha recalcado Martín-Malo, sino también de los propios pacientes, puesto que, de esta forma, el paciente puede decidir con toda la información necesaria qué tipo de tratamiento quiere en base a sus preferencias.
A ello también se ha referido Javier García, jefe de Servicio Anestesiología Cuidados Críticos y Dolor en el Hospital de Puerta de Hierro, como medicina basada en la evidencia, que adquiere un papel fundamental en este aspecto.
“Son aquellos resultados en salud que verdaderamente le importan al enfermo. Es preguntarle directamente al paciente que qué tiene valor para él, qué resultado espera y qué es importante. Eso, junto a los resultados en salud desde un punto de vista científico, es verdaderamente el futuro”.
No obstante, para poder explicar al paciente todas las consecuencias que pueden tener este tipo de tratamientos, Aljama ha pedido un ‘contrato’ de transparencia con los fabricantes y promotores de estos nanofármacos. “Porque si nosotros mismos no sabemos qué componentes químicos llevan, no podemos darle toda la información necesaria al paciente para que pueda elegir qué es lo mejor para él”.
A modo de conclusión, los expertos han coincidido en que “la nanomedicina es una pieza fundamental, con la formación e información debida, para avanzar en la calidad del futuro de nuestra sanidad y también de la sociedad“.