MARCOS GARCÍA Madrid | viernes, 02 de septiembre de 2016 h |

AstraZeneca (AZ) tiene una extensa tradición en oncología, aunque en los últimos años la compañía ha destacado más en otras áreas terapéuticos con los que cosecha éxitos médicos y económicos. En 2015 la oncología supuso el 11,9 por ciento de las ventas globales de la compañía — 2.825 millones de dólares —, mientras que otras áreas como enfermedades cardiovasculares y metabólicas representan el 40,1 por ciento —9.489 millones de euros —. Eso sí, la oncología es un área prioritaria para AZ y cuenta con el marchamo de desarrollo estratégico, ya que aspira a convertirse en una de las palancas de crecimiento de futuro de la biofarmacéutica.

La constatación de que AZ ha decidido poner su músculo investigador y económico en oncología está en que nos encontramos inmersos en un periodo de tiempo — 2014 y 2020 —en el que hay planificados seis lanzamientos de nuevos productos oncológicos: Lynparza (olaparib) — para el cáncer de ovario —, Tagrisso (osimertinib) — cáncer de pulmón no microcítico —, Durvalumab — anticuerpo monoclonal humano anti PD-L1 para cáncer de pulmón no microcítico (CPNM) y cáncer de vejiga, cabeza y cuello y pancreático —, acalabrutinib — inhibidor de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) para diferentes cánceres hematológicos —,selumetinib — inhibidor MEK 1/2 para el tratamiento adyuvante de pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides — y cediranib — inhibidor de la tirosina quinasa del receptor del VEGF para el cáncer de ovario seroso de alto grado —.

El primero ya está disponible

De hecho, en el mercado español ya conocemos al primero, Lynparza (olaparib), que está comercializado desde el pasado enero como el primer tratamiento personalizado en cáncer de ovario. Aprobado por la Comisión Europea en diciembre de 2014 y por la Aemps para el tratamiento de mantenimiento de pacientes adultas con cáncer de ovario epitelial seroso de alto grado, trompa de Falopio o peritoneal primario. Este fármaco aborda la mutación BRCA (germinal y/o somática), sensible a platino, para pacientes en recaída, que están en respuesta (completa o parcial) a quimioterapia basada en platino.

El segundo en la lista es Tagrisso (osimertinib), que ya está aprobado por la Comisión Europea desde febrero de 2016. Está orientado para el tratamiento de adultos con cáncer de pulmón no microcítico localmente avanzado o metastásico con mutación T790M del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Actualmente está en fase de precio y reembolso por parte de las autoridades sanitarias españolas. Se da la circustancia de que AZ cuenta actualmente con otros ensayos clínicos activos tanto de Lynparza (olaparib) como de Tagrisso (osimertinib) en otras patologías tumorales.

Ensayos en inmuno oncología

A partir de este punto la inmuno oncología centra el interés de la moléculas que conforman el desarrollo de los nuevos fármacos de AZ. La tercera molécula que compone la estrategia es durvalumab, un anticuerpo monoclonal anti PD-L1 en fase III, que en monoterapia o combinado con tremelimumab (un anticuerpo monoclonal anti CTLA-4) está orientado para cáncer de pulmón no microcítico (CPNM) y cáncer de vejiga, cabeza y cuello y pancreático. En 2015, durvalumab recibió la designación de Fast Track de la FDA para el carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello metastásico PD-L1 positivo y en 2016 obtuvo también la denominación de terapia innovadora como posible tratamiento para pacientes con carcinoma urotelial de vejiga metastásico o inoperable positivo para PD-L1. Ambas denominaciones hacen que esta molécula sea la depositaria de muchas de las esperanzas de la compañía por ofrecer soluciones exitosas en esos tipos de tumores.

A partir de este punto el resto de moléculas se encuentran en fases más tempranas como acalabrutinib, un inhibidor de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) de segunda generación actualmente en investigación para diferentes cánceres en onco hematología. El pasado marzo, la EMA emitió tres dictámenes positivos que recomiendan que acalabrutinib sea designado medicamento huérfano para la Leucemia Linfática Crónica (LLC), el Linfoma Linfocítico de Células Pequeñas (LLCP), Linfoma de células del manto (LCM) y Macroglobulinemia de Waldenström (MGW). Le sigue selumetinib, un inhibidor MEK 1/2 que el pasado mayo, la FDA concedió la designación de medicamento huérfano para el tratamiento adyuvante de los pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides (CDT) en estadio III o IV.

Cierra la terna cediranib, un inhibidor de la tirosina quinasa del receptor del VEGF para el cáncer de ovario seroso de alto grado.

Además, a estos seis nuevos fármacos se les añade la extensa red de moléculas y productos biológicos en investigación y desarrollo, que conforman un pipeline que en oncología asciende a 68 ensayos clínicos en las distintas fases. El objetivo por parte de AZ es completar su cartera oncológica y posicionarse con fuerza en un mercado cuyo objetivo prioritario es ayudar a los pacientes “redefiniendo el paradigma del tratamiento oncológico para conseguir que el cáncer deje de ser una causa de muerte”, aseguran fuentes de la compañía.

Lo que es innegable también es que AZ se mantendrá entre las 10 primeras compañías en el mercado oncológico global. Más si cabe cuando el resto de las grandes compañías del planeta también apuestan decididamente por este campo. De hecho, el camino ya se está andando, ya que en los seis primeros meses del año la oncología represento un 14,3 por ciento de las ventas de AZ — 1.586 millones de euros — y 215 millones ya corresponden a la denominada ‘nueva oncología’.

Una estrategia centrada en tres enfoques

La oncología es una de las plataformas de crecimiento de Astra Zeneca (AZ) y se centrá en abordar cánceres de pulmón, ovario, mama y hemato-oncología. En este sentido, Mariluz Amador, directora médico y de Registros de AstraZeneca España asegura a EG que “estamos comprometidos con la búsqueda de nuevas terapias que cambien la vida de estos pacientes y contribuyan a que el cáncer deje de ser una causa de muerte. Actualmente contamos con un extenso pipeline en desarrollo de pequeñas moléculas y productos biológicos de distintos mecanismos de acción con prometedores resultados que, en los próximos años, esperamos que estén disponibles para los pacientes. Gran parte de nuestro esfuerzo se centra en el área de la inmuno oncología, donde contamos con diferentes moléculas en investigación tanto en monoterapia como en combinación en distintos tipos de tumores”. El músculo de la investigación en AstraZeneca se centra en el desarrollo de tres enfoques principales. La inmuno oncología, que consiste en usar el sistema inmunitario del organismo para ayudar a luchar contra el cáncer. Los tumores y resistencia, centrada en Desarrollar estrategias que actúen sobre mutaciones específicas para atacar a las células cancerosas. Reparación de los daños en el ADN: Actuar sobre el proceso de reparación del ADN para bloquear la capacidad de las células tumorales para reproducirse. Todo para revertir “los más de ocho millones de vidas que se pierden al año por estas enfermedades”, asegura Mariluz Amador.