La inmunoterapia con inhibidores del punto de control inmunológico o chekcpoints se catapulta como es la primera de una nueva generación de tratamientos de inmunoterapia que revoluciona el tratamiento para muchos tipos diferentes de cáncer. Al estimular el sistema inmunológico del cuerpo para atacar el cáncer, estos tratamientos pueden hacer remitir incluso los cánceres más difíciles de tratar. La parte negativa es que los pacientes pueden experimentar marcados efectos secundarios que pueden involucrar múltiples órganos del cuerpo, y aunque lo más común es que sean leves, algunas veces pueden ocurrir reacciones graves, irreversibles o incluso potencialmente mortales. Dado que estas terapias han ingresado a la clínica recientemente, pocos médicos tienen experiencia en reconocer y tratar los efectos secundarios asociados.
Nuevas directrices desarrolladas en colaboración por la American Society of Clinical Oncology (ASCO) y la National Comprehensive Cancer Network (NCCN) ofrecen a los médicos recomendaciones muy necesarias para la evaluación y el manejo de los efectos secundarios relacionados con los inhibidores del punto de control inmunológico. “Con el rápido aumento de las terapias inmunológicas, es importante que los médicos conozcan sus perfiles de toxicidad única”, asegura Clifford A. Hudis, Director Ejecutivo de Asco. “Estas nuevas directrices de ASCO y NCCN ayudarán a nuestra comunidad a continuar brindando la más alta calidad en la atención a todos los pacientes a medida que incorporen estos agentes en la atención de rutina”.
Muchas de estas terapias innovadoras ya han sido aprobadas por la FDA para varios tipos de cáncer, incluyendo el melanoma, el linfoma de Hodgkin y los cánceres de pulmón, hígado, riñón y vejiga. El uso de los inhibidores de puntos de control se amplía continuamente a más indicaciones, junto con el desarrollo de nuevos inhibidores y combinaciones. “Los verdaderos ganadores aquí son los pacientes cuyos equipos de atención médica ahora tienen guías colaborativas de alta calidad para minimizar la toxicidad del tratamiento y optimizar los resultados”, afirma Robert W. Carlson, Director Ejecutivo de NCCN. “Mientras que las nuevas inmunoterapias permiten la terapia de extensión de la vida para formas selectas de cáncer, su éxito está asociado con una toxicidad potencialmente sustancial. Estos efectos secundarios son diferentes de otras formas de terapia anticancerosa y requieren un reconocimiento y tratamiento rápido y apropiado”.
Los efectos secundarios relacionados con la inmunoterapia pueden ocurrir en cualquier momento y pueden afectar a cualquier órgano. Los más comunes son erupción cutánea, diarrea, hormona tiroidea baja y fatiga, pero también pueden incluir inflamación del pulmón, intestinos o hígado, anomalías hormonales y problemas renales, cardíacos o neurológicos. “Si usted le quita los frenos al sistema inmunológico y le permite atacar el cáncer, también puede atacar el tejido sano del cuerpo de un paciente”, recuerda John A. Thompson, codirector de la Clínica de Melanoma de Seattle Cancer Care Alliance, Fred Hutchinson Cancer Research Center.
Para desarrollar las directrices, ASCO y NCCN convocaron a expertos de múltiples disciplinas como oncología médica, dermatología, gastroenterología, reumatología, pulmonología, endocrinología, urología, neurología, hematología, medicina de emergencia y enfermería, así como expertos en abogacía de pacientes. Las recomendaciones clínicas se basan en una revisión sistemática de las pautas literatura y en un proceso de aunar las informaciones y están especificadas para tratamientos con inhibidores del punto de control inmunológico.
La NCCN tiene previsto actualizar sus directrices continuamente a medida que los datos evolucionan y planea incluir las toxicidades de las nuevas terapias celulares CAR-T a finales de este año.