Takeda ha anunciado que el Ministerio de Sanidad ha aprobado la inclusión en el Sistema Nacional de Salud (SNS) de Adcetris (brentuximab vedotina, BV) para el tratamiento de pacientes adultos con linfoma anaplásico de células grandes sistémico (LACGs) sin tratamiento previo, en combinación con CHP (ciclofosfamida, doxorrubicina y prednisona).
Adcetris es, según Takeda, un anticuerpo monoclonal dirigido contra el antígeno de membrana CD30, que expresa siempre las células tumorales de los LACGs. Su eficacia en el tratamiento de primera línea de estos linfomas se ha confirmado en el estudio ECHELON-2, en el que los resultados muestran que, “Adcetris, combinado con quimioterapia CHP, mejora tanto el porcentaje de respuestas conseguidas, como la supervivencia libre de progresión y global, disminuyendo en más de un 40 por ciento la posibilidad de progresión o recaída y con un perfil de tolerancia similar al CHOP”, declara Eva Domingo, del Servicio de Hematología Clínica del ICO-Hospital Duran i Reynals.
“Además, existen datos con un seguimiento prolongado del estudio que siguen confirmando el beneficio de la combinación con BV, con una reducción del riesgo de progresión o muerte del 30 por ciento. Se trata por tanto del primer estudio aleatorizado que demuestra la ventaja de un esquema de inmunoquimioterapia sobre los regímenes de quimioterapia tradicionales”, subraya Canales.
“Adcetris, combinado con quimioterapia CHP, mejora tanto el porcentaje de respuestas conseguidas, como la supervivencia libre de progresión y global, disminuyendo en más de un 40 por ciento la posibilidad de progresión o recaída y con un perfil de tolerancia similar al CHOP”
Eva Domingo, del Servicio de Hematología Clínica del ICO-Hospital Duran i Reynals
Representa el 15% de los linfomas T
El linfoma anaplásico de células grandes sistémico es una neoplasia oncohematológica, uno de los subtipos de linfoma T periférico (LTP) dentro de los linfomas no-Hodgkin. Este está caracterizado por la expresión del antígeno CD30 en la superficie de células neoplasicas y que puede afectar a diversos órganos, con un fuerte impacto sobre los pacientes en términos de mortalidad y calidad de vida.
De etiología desconocida, “representa en torno al 15 por ciento de todos los linfomas T, estando igualmente representados los LACGs que expresan el gen ALK positivos y negativos”, explica Miguel Ángel Canales, jefe de la Sección de Hematología en el Hospital Universitario La Paz.
Los ALK positivos afectan más a niños y adultos jóvenes, y tienen mejor pronóstico de forma global, mientras que los ALK negativos son más frecuentes en pacientes mayores (con una media de edad de 50 años), según los expertos.
Los ALK positivos afectan más a niños y adultos jóvenes, y tienen mejor pronóstico de forma global
“Con el tratamiento clásico de quimioterapia basada en antraciclinas (CHOP o CHOEP), los primeros tienen una supervivencia global a los 5 años del 70 por ciento, mientras que en el subtipo ALK negativo es inferior al 40 por ciento, con un peor pronóstico en aquellos que sufren una recaída”, según Domingo.
Esquemas de tratamiento limitados
Tal y como indica Canales, hasta ahora, los esquemas de tratamiento de los linfomas T se han adaptado de los empleados habitualmente en los linfomas B, con resultados inferiores a los observados en estos últimos. Además, no existen fármacos específicos aprobados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para su tratamiento, según el experto.
Por lo que, la decisión de incorporar Adcetris a la cartera de productos farmacéuticos del SNS es, en opinión de Canales, una contribución a la mejora del abordaje de esta enfermedad, al ser la primera y única terapia dirigida que se ha aprobado en combinación con un esquema de quimioterapia para el tratamiento de primera línea de esta enfermedad en España.
Adcetris supone la primera y única terapia dirigida, aprobada en combinación con un esquema de quimioterapia para el tratamiento de primera línea de esta enfermedad en España
“En los pacientes con linfomas de células T es necesario disponer de nuevas opciones terapéuticas, ya que su pronóstico es peor en comparación con los linfomas de células B”, según Canales, quien también cree fundamental mejorar la primera línea de tratamiento, ya que las posibilidades de curación, cuando la enfermedad recae, se reducen de forma considerable.