El Global Madrid | jueves, 29 de noviembre de 2018 h |

Tal y como se ha puesto de relieve en el evento de presentación del informe Coste de Oportunidad de la Brecha de Género en la Salud, el Foro Económico Mundial cifra en 170 años el tiempo necesario para acabar con la brecha de género. Esta desigualdad se ve reflejada actualmente en sectores como la movilidad, el consumo, las pensiones… pero también en la salud. España actualmente está en el puesto 24 a nivel global en cuanto a igualdad de género, y como ha expuesto Marieta Jiménez, CEO de Merck y presidenta de ClosinGap, aunque se ha producido un gran avance en esta materia, todavía queda mucho por hacer. En el evento, además de diversos representantes de Merck y de ClosinGap, han estado la exministra de Sanidad, Dolors Montserrat, la anterior secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela y la exdirectora de la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario (Aemps).

Jiménez ha querido destacar el estado de salud de las mujeres, ya que uno de los datos principales del informe es que, a pesar de que de media la esperanza de vida es cuatro años mayor a la de los hombres, el estado de salud según avanza la edad es peor. La CEO de Merck ha destacado el coste de oportunidad que supondría el cierre de esta brecha con cifras tan gráficas como que con la mejora de este aspecto se podría obtener un ahorro de 9.000 millones de euros -lo que equivale al 70 por ciento del gasto sanitario farmacéutico anual en España-. Otros puntos en los que ha incidido Jiménez es que evitar el descenso de la natalidad podría haber supuesto una inyección de 31.000 millones de euros (lo correspondiente al 50 por ciento del presupuesto total del Sistema Nacional de Sanidad), o que el hecho de que las mujeres dediquen alrededor de 1.800 millones de horas al cuidado de personas en situación de dependencia, si se tradujese en cotización, podría aportar 8.000 millones de euros a las arcas públicas.

La brecha, en cifras

Partiendo de la base de que las mujeres españolas son las que cuentan con una mayor esperanza de vida de la Unión Europea, Ana Polanco, directora de Corporate Affairs de Merck, ha puesto varias cifras sobre la mesa.

En cuanto a las enfermedades y los hábitos de vida, Polanco ha señalado que hay dos causas que predisponen a padecer una enfermedad: los biológicos, que son inamovibles, y los sociales, que dependen de las personas y su entorno. Por ejemplo, las mujeres son las que sufren el 88 por ciento de trastornos de la conducta alimentaria, y como ha expresado Polanco, una de las causas podría ser la perpetuación de los estereotipos respecto al género femenino. Si bien es cierto que hay enfermedades como la obesidad, con mayor incidencia entre los hombres, o hábitos como el tabaquismo que también tienen mayor prevalencia entre el género masculino, por ejemplo en este último la distancia entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo. Estas cifras también se trasladan al uso que hombres y mujeres hacen de la sanidad, siendo las mujeres las que más más acuden a atención primaria, mientras que los hombres hacen más uso de la hospitalaria.

Analizando diferentes aspectos relacionados con la maternidad, Polanco ha subrayado que la tasa bruta de natalidad ha disminuido 2,5 veces con respecto a la de 1975, lo que supone que ahora nazcan el 58 por ciento de los niños que lo hacían entonces. Por ello, desde ClosinGap consideran fundamental poner en marcha medidas que fomenten la natalidad, ya que los datos revelan que aquellos países que cuentan con mejores condiciones en términos de conciliación –ampliación de permisos de maternidad y paternidad, por ejemplo- tienen mayores tasas de natalidad.

La directora de Corporate Affairs de Merck explicó que el tercer punto analizado en el informe es el de los roles de los cuidadores no profesionales. Es en este punto donde los datos son más reveladores, ya que, por ejemplo, el 95 por ciento de las personas que abandonan su trabajo o estudios para cuidar de niños u otras personas con dependencia son mujeres. Esto hace que además aumente la prevalencia de ansiedad y depresión en las mujeres.

Las enfermedades derivadas del empleo también son diferentes en función del género; por ejemplo, las bajas de las mujeres suelen ser una media de once días mayores a las de los hombres y también existe una mayor incidencia en los incidentes que se producen en casa, en concreto, el doble de los que sufren los hombres.

Los sesgos inconscientes también influyen en el estado de salud de las mujeres, porque se tiende a universalizar los síntomas que afectan a ambos géneros. Por ejemplo, según ha explicado Polanco, un estudio refleja que el 39 por ciento de las mujeres reconoce los síntomas del infarto de miocardio, frente al 57 por cierto de los hombres; a esto hay que añadir que en el caso de las mujeres, la primera causa de muerte son las patologías cerebrovasculares.

Por último, aunque como se ha afirmado al principio, la longevidad de las mujeres es mayor, mientras que en el momento del nacimiento esta diferencia es de 5,5 puntos, mientras que si se analiza a los 63, esta diferencia se acorta hasta los 3,5 puntos como consecuencia del empeoramiento de la salud en los últimos años de vida.