Finalmente Bruselas ha permitido que podamos disfrutar del roscón de Reyes
| 2008-12-21T18:00:00+01:00 h |

Yolanda Martínez Doctora en Periodismo y profesora de la UCM

Roscón sí, roscón no. Al final ha sido posible y en España hemos podido degustar legalmente el dulce que nos acompaña desde niños cuando llegan los Reyes Magos de Oriente. Pero no ha sido tarea fácil. Ha habido que sortear un escollo que ha hecho peligrar mis principios morales al pensar que celebraría el 6 de enero con croissants. La UE ha aprobado una norma que prohibirá los juguetes insertados en alimentos y mantiene ‘bajo sospecha’ nuestro roscón.

Estoy preocupada por las ansias legisladoras de Bruselas porque es probable que averigüen que tomas horchata de chufa y abran una investigación por fraude, ya que la parece leche pero no lo es. O quizás les dé por estudiar las torrijas de Semana Santa y descubran que tienen más azúcar de lo recomendado y nos obliguen a hacerlas con aspartamo. Vamos, que vivo en un sinvivir temiendo que la UE decida convertirnos en justos y benéficos, como la Constitución de 1812, a golpe de directiva. Comprenderán que después de varios intentos de liberalizar por decreto las oficinas de farmacia, me ponga en lo peor.

Lo que no tengo claro es la causa de ese afán legislador sobre materias como el roscón de Reyes, mientras somos incapaces de controlar que lo que entra de países extracomunitarios no sea peligroso. Pero queremos rozar la excelencia intracomunitaria rozando el ridículo al situar al roscón como potencial arma de destrucción masiva.

Menos mal que, de vez en cuando, leemos noticias como la que indica que se ha interceptado casi un millón de medicamentos falsificados procedentes de fuera de la UE, en una operación en la que han participado las autoridades aduaneras de todos los Estados miembro. En total, se han interceptado 34 millones de pastillas.

Esta noticia me reconcilia con Bruselas, porque he estado a punto de pedir la nacionalidad en un Estado no miembro para preservar mi identidad y mis raíces gastronómicas, ante la injusta agresión al roscón. ¿Quién ha podido ser el causante inicial de mi zozobra? Sólo me cabe una hipótesis: alguien que nunca se ha emocionado la mañana del 6 de enero y que tampoco asocia el abrir regalos con el olor del chocolate con roscón que luego se desayuna. El agresor no se ha salido con la suya y el alimenticio y delicioso roscón es legal. Y yo estoy más tranquila, porque me había propuesto ser delincuente ocasional cada mes de enero por culpa de la UE. ¡Qué los Reyes les colmen de regalos! Feliz Navidad.