| domingo, 10 de mayo de 2009 h |

Yolanda Martínez Doctora en Periodismo y Profesora de la UCM

Produce sonrojo comprobar que la picaresca sigue infectando la Red. Internet vuelve a ser el tramposo filón de oro para los desaprensivos que comercian con medicamentos falsificados. Esta vez se ha utilizado el temor infundado por la nueva variante de la gripe A (H1N1) para ofrecer antivirales que, seguro, son ‘auténticamente falsos’. Ese tipo de venta es ilegal, ilícita y peligrosa y, por tanto, debería intensificarse la persecución de los ciberdelincuentes. Pero la realidad es otra. De nuevo ha sido una organización de consumidores, Facua, la que ha denunciado ante la Aemps y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil la existencia de 27 webs dedicadas a la comercialización ilegal de medicamentos en España, entre ellos el antiviral Tamiflu. Éste es presentado en una de las webs como una “vacuna”, que además asegura poder vender “Tamiflu genérico”. Una muestra más de que los productos son falsificaciones. Las empresas que están detrás de estas ventas son tildadas de “piratas” y lo mismo venden antivirales, que antidepresivos, ansiolíticos, píldoras anticonceptivas, antibióticos, somníferos o fármacos para la disfunción eréctil. Todo tan real como mentiroso.

Los pillos, a través de la Red, pueden burlar los controles sanitarios y obtener un pingüe beneficio. Se pide al Gobierno que se active el control postal de importaciones ilegales de medicamentos y que se intensifique la labor de inspección y rastreo de los contactos de estos distribuidores ilícitos. Pero la labor más compleja es la de la información y educación para la salud en la sociedad, algo que es como la moda, estacional, viste mucho y se lleva poco.

Pero sólo hay que alargar el cuello para ver que en otros lugares, como el Reino Unido, la situación dista de ser idílica. Nos llegan ecos de que allí siguen su cruzada contra las actividades del Príncipe Carlos, por su defensa de la medicina alternativa. Duchy Originals, propiedad del heredero de la Corona, deberá cesar la publicidad de unos productos después de no haber demostrado su eficacia. En su campaña se sostenía que una disolución a base de la planta equinácea aliviaba “los síntomas de resfriado y la gripe”, y que otros productos de esa marca permitían “tratar varias enfermedades comunes, desde resfriados hasta trastornos digestivos”. Una persona que recibió esta publicidad pidió que se demostrase que las supuestas virtudes terapéuticas de la equinácea, el hipérico y otras plantas tenían base científica. No se demostró y no podrá insertar publicidad más que como suplemento dietético. La realidad se impone a la realeza y Carlos obtendrá menos beneficios en aplicación de la ley, que no distingue el ‘color azul’ de la sangre real.