| jueves, 30 de abril de 2009 h |

J. N.

Madrid

La imagen de Pedro Capilla ha sido durante años la de la farmacia española. Una vida dedicada a ésta desde que en 1969 accediese a la secretaría del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, institución que ha presidido desde que en junio de 1988 su antecesor, Ernesto Marco Cañizares, le confío su sucesión. En ese momento, Capilla no podía imaginar que 21 años más tarde siguiese al frente de una institución que, según ha comentado en más de una ocasión, le ha dado “más satisfacciones que disgustos”.

Capilla, madrileño y madridista confeso, licenciado en Farmacia por la Facultad de Farmacia de Madrid, óptico por la Escuela de Óptica de Santiago de Compostela, inspector farmacéutico municipal y analista, ha sido testigo de excepción de los innumerables cambios en la farmacia española en estos 40 años.

Desde aquel preconstitucional ‘R-64’, que fijaba los márgenes de las farmacias y la devolución del 1 por ciento de los beneficios, hasta el reciente RD de Mutualidades u ópera prima, el devastador RD 5/2000 y sus correspondientes actualizaciones. Desde una farmacia enraizada en el siglo XIX a otra que vive en el siglo XXI, con la receta electrónica, la trazabilidad y el desarrollo de la Atención Farmacéutica en el horizonte.

Un presidente dialogante

Durante todos estos años, se ha podido comprobar una de sus virtudes: el diálogo. Una cualidad que no siempre ha dado resultados positivos pero que, sin duda, ha presentado más luces que sombras si se juzgan los logros obtenidos por ésta. En este sentido, Capilla se las ha tenido que ver con diferentes ministros de distinto color político. Desde Julián García Vargas hasta Trinidad Jiménez, un camino por el que pasaron Julián García Valverde, José Antonio Griñán, Ángeles Amador, José Manuel Romay Beccaría, Celia Villalobos, Ana Pastor, Elena Salgado y Bernat Soria. Y con todos ellos, en mayor o menor medida, el diálogo ha estado presente.

Este diálogo, así como el mantenido con innumerables responsables autonómicos, ha tenido sus costes, pero también sus beneficios. La moderación y la fluidez en la relación de la farmacia con las distintas administraciones sanitarias siempre ha estado presente, aunque las cesiones hechas en aras de alcanzar diferentes acuerdos han sido una de las principales críticas esgrimidas en estos años sus detractores.

En este marco se sitúan actuaciones como la que precedió al ‘medicamentazo’ socialista de 1993, al ceder a las pretensiones del secretario ministerial Santiago Mendioroz. O la negociación en 1994 con Amador para la devolución del 2 por ciento de la facturación total de la farmacia durante tres años. O la rebaja de los márgenes de las oficinas de farmacia, del 29,7 al 27,9 por ciento, de la distribución, hasta un 1,4 por ciento, y la liberalización de horarios decretada por Romay Beccaría. O la sangría del RD 5/2000. O… quid pro quo.

Eso sí, Capilla siempre ha sido respaldado por los farmacéuticos a través de sus presidentes provinciales: bien por falta de alternativas para sustituirle, bien porque cuando se enfrentó en unos comicios, en 2003 y en 2006, sus rivales no pasaron de aspirantes.

Dictamen de la Comisión

Quizá uno de los logros de esas negociaciones mantenidas por Capilla, cesiones aparte, se ha traducido en que las autoridades sanitarias observan la farmacia desde una perspectiva sanitaria y defienden un modelo. Un modelo sobre el que, se quiera o no, él ha influido de manera decisiva.

El ejemplo más claro es el dictamen contra España por su modelo farmacéutico, la gran batalla, y previsiblemente la última, que ha librado al frente del Consejo General. Un asunto en el que Capilla ha sido capaz de conseguir que todas las administraciones sanitarias, incluido el ministerio, y todos los partidos políticos se hayan puesto al lado de la farmacia española.

Ahora Capilla dejará de ser presidente del Consejo General y ejercerá de “boticario de a pie” en su oficina madrileña de la calle Sánchez Preciados. ¿Podemos imaginar un Consejo sin Capilla? “Por supuesto, llegará otra persona que me supere. Seguro”, afirmaba Capilla en una entrevista concedida a EG.