J. N. Toledo | viernes, 27 de abril de 2012 h |

El que fuera el máximo responsable de la Sanidad manchega en los gobiernos de José Bono y José María Barreda, Fernando Lamata, se retira de la política activa tras casi tres décadas dedicados, casi en exclusiva, a desempeñar labores de responsabilidad en distintos puestos de la Sanidad pública. Precisamente, han sido los problemas de salud (sufrió un ictus en 2010) los que le han apartado de lo que ha sido más que un compromiso una pasión. “Intento hacer cosas, procuro llevarlas a cabo al cien por cien, pero no puedo”, afirmó tras renunciar al acta de diputado regional por Guadalajara, una prueba de que este “gran político”, como le han calificado tanto desde las filas socialistas como desde las de otras formaciones políticas, se ha dedicado en cuerpo y alma a esta pasión personal: la Sanidad.

Madrileño, de 58 años, hijo del sindicalista y ex alcalde de Albacete, Pedro Lamata, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia (1978), titulado en Psiquiatría por la Universidad de Santander (1982) y doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid (1998), se lanzó al ruedo político en 1983, cuando fue nombrado director del Insalud en Cantabria, cargo que ocupó hasta 1984, cuando pasó a desempeñar esa misma labor, hasta 1989, en Madrid. En 1991 fue nombrado director general de Planificación, Formación e Investigación de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, cargo que desempeñó hasta 1995 y que compatibilizó con la vicepresidencia ejecutiva de la Fundación Jiménez Díaz (1991) y la dirección general de la Escuela Nacional de Sanidad (1989-1992).

Sin embargo, si por algo se reconoce su figura es por su paso por Castilla-La Mancha, donde ha ocupado los cargos de director general de Planificación Sanitaria (1999) y consejero de Sanidad. Su presencia al frente de la Sanidad manchega ha estado marcada por dos etapas. La primera, cuando sustituyó en el cargo a Matilde Valentín Navarro, se dilató desde enero de 2000 hasta abril de 2004, momento en el que, igual que Bono, viajó a Madrid para formar parte del Gobierno. Así, mientras Bono ocupó la cartera de Defensa, Lamata, uno sus hombres de confianza, se hizo cargo de la secretaría general de Sanidad, en sustitución de Rafael Pérez-Santamaría Feijoo.

El paso por el Ministerio de Sanidad fue fugaz (fue sustituido por José Martínez Olmos poco más de un año después). En septiembre de 2005 fue llamado por el nuevo presidente manchego, Leopoldo Barreda, para hacerse cargo de la vicepresidencia primera de la Junta. La remodelación del gobierno autonómico, el 31 de agosto de 2008, abrió la segunda etapa de Lamata al frente de la Sanidad castellano-manchega, al ser nombrado nuevamente consejero de Salud, puesto que ocupó hasta los comicios autonómicos de mayo de 2011, que dieron la victoria a los populares liderados por María Dolores de Cospedal.

Durante estas tres décadas dedicadas a la Sanidad, Lamata impulsó la Reforma de la Atención Primaria; trabajó en la aplicación de la Ley General de Sanidad de 1986; participó en la reforma de la atención a la Salud Mental; impulsó la elaboración de la Ley de Servicios Sociales de Castilla-La Mancha; contribuyó a la aplicación de la Ley de Promoción de Autonomía Personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia… Además, ha realizado una importante labor docente en el ámbito de la gestión sanitaria, ha sido miembro del comité ejecutivo de la OMS y de diversas asociaciones científicas, y ha realizado trabajos de consultor en proyectos de la UE en materia sanitaria.

¿Otra pasión además de la Sanidad? La poesía. Es autor de dos libros: Poemas de Navidad y otros versos e Intuiciones.