Pese a que les escueza a algunos, la ministra Ana Mato ha llevado el diálogo con los pacientes más allá de lo que lo ha hecho nadie antes. Hasta tal punto, que da marcha atrás en el copago hospitalario dietoterápico, ortoprotésico y de transporte no urgente. Una medida que, a día de hoy, no incluye los medicamentos hospitalarios, que en teoría sí tendrán ese copago. Unos afirman que la mejora de la situación económica haya influido en esta decisión. Otros piensan que dicha medida no permitía ahorros y por eso el Gobierno da marcha atrás. La verdad es que son muchas las medidas que se han intentado implantar en los últimos gobiernos con el supuesto de ahorrar, y que han sido un fiasco. Un ejemplo, para impartir una conferencia magistral, son las célebres “dosis unitarias” de medicamentos a dispensar en la oficina de farmacia. De tal genialidad, ya nadie recuerda los 300 millones de euros que la entonces ministra Leire Pajín anunció iba a ahorrar con tal medida.
Que ahora Mato se piense el copago hospitalario, aunque con una rebelión general de las comunidades autónomas a las puertas del ministerio, es muestra de que el Consejo Asesor (CA) está para algo. Si es de sabios rectificar, el CA ha permitido a la ministra Mato rectificar. Además, el Consejo de Estado ha proporcionado argumentos en contra de tal medida en la tríada (transporte no urgente, dietoterápicos y ortoprotésicos) pero… ¿No han sido muchas veces las que el Consejo de Estado ha emitido informes en contra de medidas que los diferentes Gobiernos han aprobado, a pesar de todo?
Hasta lo mejor del PSOE, Trinidad Jiménez y el ahora mejor preparado en materia sanitaria de la oposición, Pepe Martínez Olmos, han tenido que reconocer que la decisión de dar marcha atrás es buena. Claro está, no se fían hasta que lo vean. Este año va a ser el de la vigilancia de la equidad (en Europa y en España), por ello nos queda el reto de definirla con claridad. El Ministerio de Sanidad echa mano de “una razón de equidad” para justificar que el copago farmacéutico hospitalario siga adelante, pero la desigualdad en la implantación podría provocar una inequidad indiscutible.
Lo que parece acertado es que la ministra se apoye más en los que aciertan al aconsejarla que en los que se equivocan al darle su opinión, aunque tengan puestos diferentes. No sólo es sabio aquel que toma decisiones correctas o el que se equivoca y rectifica, sino el que se rodea de sabios.
Y ya sabemos que nadie es sabio en todo, y que “de sabio, poeta y loco, todos tenemos un poco”.
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Se hace muy difícil llevar adelante el copago hospitalario de medicamentos, y quizás ya sólo es cuestión de tiempo que también se anuncie su marcha atrás.
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