La sostenibilidad debe entenderse desde el punto de vista económico, pero también con un enfoque asistencial, y es aquí donde las tecnologías de la información y la comunicación tienen mucho que decir. Es la particular visión de Antoni Gilabert, gerente de Atención Farmacéutica y Prestaciones Complementarias del Servicio Catalán de Salud, que presentó la apuesta tecnológica de su comunidad para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud en una de las mesas celebradas en Madrid en el marco del encuentro Inforfarma 2012.
Dentro del plan estratégico catalán, la línea central son los sistemas de información, explicó, y su base fundamental, la receta electrónica, que representa el 90 por ciento del total.
Gilabert subrayó que a efectos prácticos los avances tecnológicos han aportado sostenibilidad en calidad y seguridad, y puso en valor la utilidad de las TIC en el control del gasto farmacéutico, porque permiten buscar ahorros donde realmente se puede, evitando duplicidades, así como reducir el almacenaje de fármacos en la casa del paciente.
En el País Vasco, Dora Jiménez, responsable del proyecto de historia clínica y receta electrónica de la consejería, aseguró que la estrategia de atención a
la cronicidad impulsada por Rafael Bengoa utiliza las tecnologías de la información y la comunicación como palanca de cambio. Aún así, reconoció que es necesaria una transformación cultural, al margen de la implementación de los sistemas y que, no hay que perder de vista que sin ese cambio, más información no implica mayor coordinación.
“Hay que dar el salto y pensar que los recursos en farmacia son inversiones sanitarias si hay beneficios en salud, y que es preciso maximizar la eficiencia y minimizar los riesgos”, asegura. Entre sus herramientas destacó un vademécum corporativo común a todos los niveles asistenciales, un módulo de prescripción asistida y un repositorio de dispensaciones y prescripciones.
Por su parte, la subdirectora de Farmacia de Galicia, Carolina González-Criado, recordó que la e-receta llega al 99 por ciento de los centros de AP y el cien por cien de los hospitales gallegos. Además, el 96 por ciento de las imágenes ya son digitales, lo que ha supuesto un ahorro de siete millones de euros en cinco años, que se suman a los 102 millones ahorrados en 2011 con el catálogo de prescripción. “Hay que ahorrar donde es posible para invertir en lo necesario” apuntó.