Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
El que pensara que la salida de Juan José Güemes iba a amansar las agitadas aguas de la Sanidad madrileña se equivocaba. Como comprueba ya Javier Fernández-Lasquetty, la izquierda más recalcitrante, la que ni es verdadera izquierda ni es nada y ha sido incapaz de hacer carrera en el ministerio o en consejerías socialistas que basan mayoritariamente su actuación en la sensatez, campa a sus anchas por la comunidad. Sin concederle la lógica tregua que requiere el que estrena cargo y recompone filas, pseudoorganizaciones sanitarias, supuestos líderes sin representatividad alguna en la profesión médica y hasta concejales de ayuntamientos que actúan sin el menor recato a las estrictas órdenes de las mermadas huestes de Tomás Gómez, por si suena la flauta y el ex alcalde medra, empiezan a merodear por las puertas del despacho de Lasquetty, dibujando ya la avalancha que se le viene encima al nuevo consejero al hilo de las elecciones autonómicas. Le sucedió a su antecesor, le pasó a Manuel Lamela y lo sufrió también José Ignacio Echániz.
El perfil calmado de Lasquetty no le librará de críticas mediáticas y sacudidas constantes, porque lo que menos importa aquí es el cariz o el talante del titular sanitario madrileño, sino el control de una consejería clave para una expansión que resultaría imposible por mera valía profesional y para la reconquista de Madrid, plaza estratégica en el tablero de las generales. Los signos afloran, mientras vuelven a reactivarse todo tipo de trampas en hospitales públicos y centros de salud para que el nuevo consejero se adentre en ellas sin remedio. El ridículo realizado con las críticas a la legalidad del área única no ha hecho mella en los protagonistas de la arremetida, que recuperan el habla después de días de silencio, tras sobreponerse al susto. No resultan casuales algunos hechos puntuales que se producen en Madrid. La reaparición de la Plataforma 10 Minutos es uno. El otro, la irrupción aparentemente desinteresada de casas, mansiones, chozas, caseríos, foros, grupos y corpúsculos. Las diatribas lanzadas desde pseudocongresos también entran dentro de esta categoría, al igual que la difusión de supuestos estudios en los que Madrid sale siempre mal parada en inversiones, recursos o contrataciones. Asimismo, hay que incluir las soflamas panfleteras de concejales como el de Rivas, Adolfo García Ortega, quien actuó como estilete contra Lamela en el ‘caso Severo Ochoa’, trató estérilmente de achuchar a Güemes con la entelequia de la Red Municipal de Salud, y anuncia ahora con absurdas citas poéticas su intención de hostigar a Lasquetty, tal vez para que en Ferraz se acuerden de que existe.
Se equivocará gravemente de estrategia la izquierda seria si avala actuaciones como ésta. Si algo demuestran el pasado y la experiencia es que la demagogia barata y la crítica interesada no le reporta ni un voto al PSOE en Sanidad. Este partido tendrá las cosas más fáciles si apuesta por una oposición seria que desmonte con argumentos los numerosos fallos de la gestión sanitaria en la capital. Sólo así ganará adeptos y sufragios en las elecciones.
Preguntas sin respuesta
¿Qué conocido dircom de una compañía farmacéutica va a trabajar en otra empresa en muy breves fechas? ¿Qué otro conocido dircom de la industria anda estos días con la mosca detrás de la oreja y teme, con razón, que alguien de su compañía trate de moverle la silla?
¿Cuántos medicamentos hospitalarios tienen en España un precio dos o tres veces superior a la media de la UE?
¿Qué alto cargo del ministerio no daba crédito al enterarse de que iba a hablarse en un crucero del uso racional de los fármacos?
¿Qué patronal del sector tiene un enfado mayúsculo con una de las empresas que la componen por haber cometido lo que califica de “patochada sin sentido”?