Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
El Gobierno está tan preocupado que sus miembros se plantean incluso la posibilidad de presentar la dimisión en bloque y anticipar las elecciones. Mientras toman una decisión, los teléfonos han sido descolgados en Moncloa y ha dejado de oírse el canto de los pájaros en los jardines por los que a inicios de su mandato, José Luis Rodríguez Zapatero solía, risueño aún, hacer footing. Cuentan que el presidente no logra conciliar el sueño y que su mujer ha renunciado al canto y a participar en más coros. También se ve apesadumbrado a Pedro Solbes, y enmudecida a Magdalena Álvarez, quien, incapaz de aguantar más la presión, decidió marcharse unos días a Vietnam tras coger un vuelo desde Barajas. Pero el más erosionado por el desgaste, el más afectado por el rodillo inmisericorde que se le viene encima es Bernat Soria. Dicen las malas lenguas de su departamento que, en un acto de arrepentimiento, le ha devuelto la palabra a Cristina Garmendia y que se les ha visto caminar juntos por el paseo del Prado en espera de un milagro que amaine el temporal que se viene encima. Soria sopesa emprender un segundo exilio a Singapur, forzado por las circunstancias, o refugiarse en una universidad de provincias en la que pasar desapercibido, y no es descartable que Garmendia le siga los pasos.
Los que también rezan para evitar que les arrastre la embestida son los dirigentes de Farmaindustria y, sobre todo, Máximo González Jurado. Cuentan que el presidente de los enfermeros e Iñigo Lapetra, su dircom, se fustigan por haber desencadenado tal maremoto y despertar a la Bestia que tiene ateridas de miedo a las autoridades. El pánico ha llegado a dejarles paralizados. Lo mismo que a Manuel Chaves y a su consejera María Jesús Montero, que tienen ya sus maletas listas para salir de España y adentrarse en África en un vuelo secreto en el que, se dice, hay plazas para los principales representantes de los boticarios de este país. Con sus proyectos sobre la prescripción enfermera y sobre la atención farmacéutica, entre todos han despertado a la cúpula de la OMC, que avisa de que, preocupada “por la seguridad del paciente y ante el cariz que están tomando los acontecimientos”, está siguiendo “muy de cerca su evolución”. Mientras González Jurado, Lapetra, Pedro Capilla y hasta Jesús Acebillo celebran una reunión de urgencia en la que debaten la posibilidad de pedir públicamente perdón por tales proyectos antes de abandonar sus cargos, el gabinete de crisis de Moncloa estudia el escenario y contempla las opciones de defensa para el Ejecutivo, sabedor del predicamento y la gran capacidad de movilización que tienen la mayoría de los dirigentes de la OMC. Más que a la crisis económica o a los jueces, a quien el Gobierno teme es a los responsables colegiales y su poder para convocar a miles de médicos, paralizando los hospitales. Acorralados como están ante tamaña ofensiva, es probable que Zapatero y Soria convoquen a enfermeras y farmacéuticos y les obliguen a dar marcha atrás en sus pretensiones. No están preparados para aguantar tamaña ofensiva por parte de Isacio Siguero y de Juan José Rodríguez Sendín.
¿Qué roce en el seno de la OMC le ha hecho perder a Sendín el apoyo de varios colegios médicos en su carrera hacia la Presidencia de la OMC? ¿A qué candidato no quiere ver ni en pintura AMA? ¿Qué presidentes colegiales acompañaron a Sendín en una comida el pasado día 21?
¿Qué vocal adscrito a la Plataforma 10 Minutos va a ser depurado en un importante Colegio de Médicos?
¿Qué dos laboratorios están revisando con lupa sus colaboraciones con una sociedad de AP, al llegarles información de la escasa fiabilidad de los proyectos solidarios que ésta asegura que tiene en marcha?
¿Qué alto cargo de un laboratorio almorzó con el presidente de una compañía rival en el reservado de un restaurante el 15 de enero?