Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’ El balance de los últimos siete años y medio de gobierno socialista en materia sanitaria no puede ser más demoledor. Si en recursos humanos la única acción que se recuerda en dos legislaturas es el ‘tijeretazo’ salvaje operado en el sueldo de los sanitarios -¡menuda acción!-, en cohesión y articulación territorial del modelo la nota final llega a ser, incluso, más negativa aún. Baste decir que el País Vasco ha acabado apelando escasos días antes de las elecciones a la unidad del SNS para que La Rioja atienda a sus pacientes limítrofes. ¡Inaudito hace solo unos años! Pese a todo, en donde han fracasado estrepitosamente los sucesivos ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero, en donde se han visto todos sus defectos, su carencia de un modelo claro, y su querencia por las cortinas de humo es en las iniciativas dirigidas a contrarrestar, en la medida de lo posible, los efectos devastadores de una crisis pésimamente gestionada por las autoridades económicas. Los datos de la consultora IMS Health que acaba de hacer públicos El País sobre el gasto farmacéutico hospitalario no pueden ser más reveladores no solo de la inacción real del Gobierno en el combate de la bancarrota sanitaria, sino también de lo propagandístico de muchas de sus afirmaciones oficiales al respecto. El origen de las mascaradas en materia farmacéutica arranca con el Plan Estratégico sobre esta área que Elena Salgado, en su estreno como ministra de Sanidad, difundió en el Congreso de los Diputados; continuó más tarde con el decreto de los 1.500 millones -el ‘decreto Jiménez’- que al final se quedaron en menos de 300; siguió con el segundo plan estratégico que José Martínez Olmos anunció y ni siquiera aprobó; tuvo su continuación en la unidosis por la que tanta querencia sentían los empresarios amigos de José Blanco, y con los que tanto hablaron los asépticos responsables de la Aemps, y tiene su colofón en la factura pública de las medicinas dispensadas desde los centros hospitalarios. Según las cifras en poder de la consultora, ahora resulta que mientras Sanidad alardeaba mes a mes de la contención del gasto en primaria, sin resaltar nunca que las bajadas debían compararse con una economía estancada e, incluso, en recesión como la española, el gasto en los hospitales subía sin parar mientras se desviaban al mismo tiempo medicamentos de alto coste de las farmacias a la atención especializada. El caso es que, de acuerdo con la consultora, la factura pública en este nivel ha subido de los 3.700 millones de euros registrados en 2006, a los 5.800 millones de 2010. Un 55 por ciento más en este tiempo. ¿Pero no quedábamos, señores del ministerio, en que se había contenido el gasto en farmacia? ¿Por qué no informaban de esto? ¿Se ha contenido esta factura o ha subido? ¿Cuál ha sido realmente la cifra de gasto si incluimos en ella los recortes aprobados por el Gobierno? ¿Ha crecido por encima del PIB nominal o por debajo? Las cifras de IMS confirman lo que todo el mundo intuía: que en tiempos del PSOE el Gobierno ha aplicado dos tipos de política farmacéutica: una, visible y aparentemente estricta; otra, la oculta y de clara manga ancha hacia algunos laboratorios. | viernes, 18 de noviembre de 2011 h |

Según IMS la factura hospitalaria ha subido de los 3.700 millones de euros de 2006, a los 5.800 de 2010

¿Qué comunidad autónoma socialista abrió antes del verano la espita de los ‘bonos farmacológicos’ para pagar la deuda sanitaria y ahora se ha echado atrás?

¿Qué laboratorio farmacéutico con una amplia gama de productos hospitalarios está denunciando a las administraciones de todas las autonomías que superan el plazo legal para el pago de deuda?

¿Qué laboratorios están acudiendo al factoring para cobrar sus deudas?

¿Qué correduría ha puesto toda su maquinaria a funcionar y va a arrasar en el Colegio de Médicos de Madrid?