Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
Cataluña ha mostrado ya la ecuación que tendrá que resolver la Sanidad en toda España a partir del verano y durante todo 2012. En líneas generales, la fórmula incorpora las siguientes variables. Por un lado, habrá mucho menos dinero presupuestado. En el caso catalán, el descenso con respecto a 2010 será del 6,5 por ciento, lo que equivale a decir que el consejero Boi Ruiz y sus altos cargos tendrán los mismos fondos públicos que en 2008 para satisfacer todos los pagos y prestar asistencia médica a los ciudadanos de su comunidad. Por otro lado, las partidas de gasto suben de forma inexorable, pese a los recortes aplicados, y la población a atender ha envejecido y aumentado. La combinación de ambas variables solamente se puede resolver de tres maneras: dejando sin cobrar a los agentes del sector, lo que no parece muy razonable ni factible, sobre todo ante los abundantes retrasos que ya vienen sufriendo desde hace años; disparando de nuevo el déficit hasta límites desmesurados, un camino por el que parece apostar Cataluña al fijar como techo el doble del objetivo prometido a Bruselas por el Gobierno; o efectuando nuevos ‘tijeretazos’, otra vía del gusto de un Artur Mas avalado electoralmente por los excelentes resultados de CiU en Barcelona capital tras el 22-M.
El camino, por tanto, se reduce a dos principios: pese a los dictados de Europa y al riesgo de que los mercados reaccionen de forma airada contra el desaire, Cataluña muestra que las autonomías tirarán de un mayor “dinero a cuenta” para financiar su Sanidad. Como ni siquiera esto parece bastante para recomponer la situación ante la pésima herencia recibida, similar a la de otras muchas partes de España, las autoridades sanitarias catalanas ejecutarán también nuevos recortes. Recortes que, por tratarse de principios de legislatura, afectarán primero a los pacientes y a los profesionales por la vía de una caída de las inversiones y de las contrataciones, pero que más tarde se trasladarán al resto de los agentes del sector. Ojito pues a laboratorios farmacéuticos, oficinas de farmacias, proveedores y distribuidores de medicamentos, por este orden, en ésta y otras comunidades españolas.
Los que piensen que el caso catalán es aislado y que no caben más ‘tijeretazos’ se equivocan como ilusos. Con ser pésima la gestión económica y hasta social del ya desaparecido tripartito, su valoración es equiparable a la de la mayor parte de las consejerías del país que ahora cambian de inquilinos. Cuando concluyan las auditorías encargadas por el PP en todos los feudos que este partido ha conquistado y salgan a la luz miles de facturas de las alfombras, sus consejeros seguirán la línea iniciada por Mas. Y los que todavía quedan del PSOE seguirán sus pasos. De hecho, Andalucía ya los ha iniciado. El resultado final de la difícil ecuación en que se ha convertido la cuadratura de las cuentas sanitarias en este momento crítico aboca pues a más desajustes presupuestarios y a más sacrificios. Los medicamentos y los fabricantes de productos y tecnología van a pasar una etapa realmente dura a partir de ahora.
¿Qué subdirectora del Ministerio de Sanidad desató las iras del Ministerio de Economía y fue recriminada dentro de su propio departamento?
¿Qué alto directivo farmacéutico fue “llamado al orden” por su casa matriz hace apenas dos semanas por la marcha del negocio en España y su puesto corre serio peligro?
¿Por qué no se plantó Boi Ruiz en el Pleno del Interterritorial, al omitirse del orden del día cualquier posible medida para el combate de la bancarrota sanitaria?
¿Qué ex ministro socialista echa pestes del Ministerio de Sanidad y reconoce el grave fallo de su partido al apostar por Leire Pajín?