J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 20 de mayo de 2016 h |

El trabajo del Ministerio de Sanidad por minimizar el impacto económico de los nuevos medicamentos sigue su curso. Durante 2015, la Administración aprobó 45 nuevos principios activos con una reducción media del 17,33 por ciento respecto al precio notificado presentado por la industria. “Ha habido algún caso en los que se ha llegado al 52 por ciento así como hay ejemplos de una reducción del 0 por ciento”, señaló la consejera técnica de la Subdirección General de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios, Mercedes Martínez. Los casos en los que el precio de financiación y el notificado son idénticos se producen desde la introducción de las enmiendas sanitarias en la Ley de Presupuestos, en octubre del año pasado, ya que abrieron la posibilidad a que ambos guarismos se igualasen.

Sanidad celebró durante el año pasado diez Comisiones Interministeriales de Precio en los que realizó este trabajo. De las 45 nuevas terapias aprobadas (correspondientes a 26 compañías) nueve fármacos fueron designados como huérfanos y 16 de ellos (un 35,5 por ciento) correspondieron al área terapéutica de la oncología, seguidos de los antiinfecciosos y antidiabéticos (ambas con un 15,5 por ciento).

El ministerio suele clasificar las innovaciones que le presenta la industria en tres categorías tras aplicar lo preceptos legales desprendidos del Título VII de la Ley de Garantías: significativo interés, moderado interés y pequeño o nulo interés. En el primer caso, la administración estipula que el precio del medicamento debe salir de la comparación con uno existente en España (precio de referencia) o con el precio menor ofrecido en Europa, “aunque puede haber excepciones si el medicamento es disruptivo”, aclaró Martínez. En el caso de que el interés sea moderado, el precio nunca superará al de referencia existente en España y la introducción de medicamento se usa para que aumente la competitividad con el resto de terapias existentes. Por último, si el medicamento tiene un interés pequeño, no se suele financiar. “En definitiva, lo que se le pide a los nuevos medicamentos es que aporten un beneficio clínico mayor u ofrezcan un precio más bajo que su competencia terapéutica”, resumió la consejera técnica del Ministerio.

Biosimilares como genéricos

La llegada de los medicamentos biosimilares ha sido vista desde un principio por Sanidad como una oportunidad para reducir el precio de la factura farmacéutica. En los primeros compases, la Administración utilizaba, como regla no escrita, una reducción de precio frente al biológico de referencia que se situaba en una horquilla de entre el 25 y el 30 por ciento. Sin embargo, hoy en día, este rango ha sobrepasado esos límites y se sitúa entre “el 30 y el 40 por ciento” para estos fármacos, según explicó Martínez.

Este nuevo baremo iguala (si bien en el peor de los casos) las reglas de precio usadas con los medicamentos genéricos y los biosimilares. Esta decisión de Sanidad podría poner en peligro los incentivos por fabricar y comercializar estos fármacos, ya que ni el coste de producción, ni el tiempo, ni el riesgo son idénticos.

Desde el ministerio aclararon que se realizan revisiones al alza anuales cuando se observa riesgo de comercialización por baja rentabilidad, si bien aseguraron que no se realizan por medidas generales, como pueden ser la reducciones anuales que conlleva la Orden de Precios de Referencia, donde se incluyen a los biosimilares.