Santiago de Quiroga
Presidente Editor de EG
| viernes, 03 de junio de 2016 h |

La sostenibilidad de la farmacia pasa por no podarla continuamente con medidas que impiden su estabilidad financiera. Una de estas medidas es trasladar de la oficina de farmacia algunos medicamentos, la mayoría innovadores y de alto precio, a la farmacia de hospital. Comenzó siendo una medida unilateral de dos CC.AA. (Andalucía y La Rioja) en base al RD Ley 4/2010, y en ausencia de normativa estatal, restringiendo la dispensación de ciertos medicamentos al ámbito hospitalario. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) retiró de las boticas un total de 300 medicamentos de 15 grupos terapéuticos, y los trasladó en exclusiva al canal hospitalario. El SAS justificó la medida con un ahorro potencial de 190 millones de euros. Este potencial ahorro no ha tenido un estudio que analice el impacto en la dispensación: la farmacia de barrio frente a un hospital situado a varios kilómetros, el seguimiento farmacoterapéutico o los horarios. Son sólo algunos aspectos.

La regulación farmacéutica puede limitar la prescripción y dispensación de medicamentos por razones de su uso o de especial seguimiento. Se trata de limitaciones o “reservas” que pueden dar lugar a controles a nivel ambulatorio, como los visados. Pero en plena crisis económica, las reservas se han utilizado como medida de ahorro, tomadas de manera urgente y no sujetas a las reflexiones oportunas del impacto que ocasionan, tanto en la oficina de farmacia como en el paciente. Es cierto que algunos medicamentos para pacientes ambulatorios se dispensan desde los hospitales desde hace años, y eso permite un mejor control, mejor adherencia en determinados casos y, quizás, reducción de costes vía dispensación de dosis unitarias en envases clínicos. Es así en medicamentos para pacientes hemofílicos, con Sida o Esclerosis Múltiple. Pero un incremento exacerbado de medicamentos innovadores para patologías complejas o graves, colapsa la capacidad de ejercer un correcto seguimiento farmacoterapéutico desde el hospital. Además, no se puede pensar en un modelo de farmacia que les prive de la innovación y deje al farmacéutico con moléculas como ibuprofeno: así no hay sostenibilidad para la farmacia. El Ministerio de Sanidad ha querido evitar conflictos con las CC.AA. por lo que optó por dar cobertura normativa a las decisiones unilaterales de las mencionadas CC.AA. Por esa razón, el 9 de Marzo de 2012 dictó una Resolución en la que más de 200 medicamentos de alto coste y relevancia terapéutica se incluyeron como de dispensación hospitalaria. En estas circunstancias, las sentencias favorables que han tenido algunas instituciones farmacéuticas resultan menos eficaces. En todo caso, la cuestión competencial está clara y las reservas de medicamentos no es un asunto que puedan acometer las CC.AA. sino el estado. Los partidos políticos mayoritarios, en un reciente debate con motivo del 26J han mostrado su apoyo a la sostenibilidad de la farmacia. Las instituciones y patronales farmacéuticas, incluyendo Fedifar, CGCOF, Sefac o FEFE deben trabajar en ideas creativas: la administración sanitaria querrá contener el gasto pero no puede negarse a una propuesta pragmática. Toca mover ficha a la botica cuanto antes.

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