c. r. Valencia | miércoles, 04 de abril de 2012 h |

Hoy está perfectamente asumido que la inversión en I+D biomédica tiene un impacto claro a múltiples niveles. Sin embargo, no está ni mucho menos exenta de amenazas. Además de la previsible reducción de convocatorias de financiación competitiva, la elevada competencia científica y la rápida evolución tecnológica obligan a aprovechar las oportunidades de mejora, que según los expertos reunidos en Valencia son asequibles y realizables en todo tipo de instituciones: grandes, medianas y pequeñas. Dentro de esta comunidad ya se llevan a cabo proyectos enmarcados bajo estas premisas.

Dentro de los hospitales, la I+D puede jugar un papel fundamental para mejorar la eficiencia y la eficacia de la propia asistencia sanitaria. José Luis Soto, director de la Fundación para la Investigación del Hospital del Elx, explicó que la investigación biomédica es de hecho un “factor catalizador” de una asistencia más eficiente, además de aumentar la motivación, favorecer el desarrollo profesional y alcanzar un mayor compromiso del personal sanitario.

Más allá, es importante, según Soto, “materializar” el impacto de la I+D. El modelo de la financiación pública ha funcionado mientras había dinero. En su ausencia, las instituciones deben replantearse su manera de investigar. Así lo ha visto, por ejemplo, la Fundación para la Investigación del Hospital La Fe. Su director, José Vicente Castell, ha impulsado un modelo que incluye desde la interacción directa con el paciente hasta la traslación al modelo productivo, pero con el hospital como núcleo central de todo el proceso.

Este experto reconoce que la transferencia del conocimiento sigue siendo la asignatura pendiente, aunque el modelo de La Fe ya está generando beneficios en favor de la sostenibilidad: según dijo, entre 2006 y 2011 ha generado retornos por valor de 9,5 millones de euros en infraestructuras y equipamientos; y de 5 millones de euros anuales en productos farmacéuticos.

La I+D en Primaria también está aportando su grano de arena a la sostenibilidad, como indica el resultado del proyecto Escarval. Su investigador principal, Vicente Gil, dice que esta investigación, además de haber supuesto desafío en la investigación clínica, ha evitado eventos y secuelas en el ámbito cardiovascular.

La Consejería de Sanidad parte de la idea de que la carencia de recursos obligará a aprovechar las fortalezas de cada equipo de I+D y buscar sinergias, como eje de una estrategia que desde el Centro de Investigación Príncipe Felipe apuesta por una mayor planificación y gestión; la internacionalización y explotación de resultados.