Leire Pajín
Cada ministro quiere dejar su impronta. Pero evidentemente, y sobre todo a estas alturas de la legislatura, esperar que Leire Pajín defendiera un discurso radicalmente distinto del que se ha venido escuchando en los últimos años era impensable. Aun así, la semana pasada algún senador utópico le pidió un programa que sea cualquier cosa menos continuista. Pura utopía. A la hora de hacer el balance de sus 100 primeros días, hay bien poco que rascar. ¿La ley antitabaco? El mérito es de Trinidad Jiménez. ¿El gasto farmacéutico? Los ‘decretazos’ se aprobaron antes de que llegara al ministerio. Sólo queda esperar. Está aún por descubrir el verdadero talante negociador y la flexibilidad de esta ministra que, salvando el caso de Galicia, todavía no ha tenido ocasión de demostrar.