| viernes, 19 de noviembre de 2010 h |

Mariano Avilés Muñoz, jurista de Farmaiuris Abogados

La cuestión ya viene de largo, y tanto se marea el asunto que del propio mareo terminará precipitándose. Esto es lo que se deduce después de conocer ya dos sentencias de interés sobre el asunto de la ordenación farmacéutica en la comunidad autónoma asturiana, perfectamente trasladable a cualquier otra comunidad autónoma de nuestro país.

En la primera sentencia, el Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo, allá por junio, se inhibió en el contencioso planteado a finales de 2006 por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, al entender que debería ser en el marco nacional donde se debe analizar la legislación autonómica y, dentro de ella, los criterios que se emplean a la hora de adjudicación de las oficinas de farmacia sacadas a concurso. Las oficinas de farmacia de aquel concurso asturiano fueron adjudicadas.

Hoy, la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias viene a complicar todavía más la situación, aunque a la vez aclara que, y esto es interpretación mía, quedan demasiadas cosas por hacer para que los farmacéuticos alcancen la paz en esta guerra sin cuartel. Por tanto, nada de núcleos poblacionales y nada de distancias, al declararse nulos los artículos del Decreto 72/2001 que regula precisamente la apertura de las oficinas de farmacia. Esta sentencia nada dice sobre la adjudicación de aquellas oficinas de farmacia que fueron el foco del conflicto. Ahora, como dirían en mi pueblo: “¡Échales un galgo!” Y que pague la Administración (es decir, todos) los destrozos.

Se me pide mi valoración, porque la interpretación jurídica equivaldría a un dictamen inmisericorde, y tengo que de decir que las cosas discurren por el camino abierto por la Comunidad Europea hace tiempo. Y ahí hay países diferentes, como España, con una legislación sobre ordenación farmacéutica digna de no fijarse en ella, que lejos de cohesionar hace justo lo contrario.

Está visto que, con nuestro carácter latino, si se nos da un poco de cuerda cada uno va por su lado, y pretender defender que este modelo farmacéutico es de libro es no conocer las necesidades de los profesionales de la farmacia, los que están y los que aspiran a estar y que no pueden ni tan siquiera tener una posibilidad con esta legislación decimonónica. Por ello, quiero advertir desde esta página del riesgo de incendio en otras comunidades autónomas, aunque únicamente sea por simpatía y malestar.