Luis de la Fuente Director de Mediformplus | viernes, 17 de junio de 2016 h |

Es gratificante saber que para muchos compañeros de profesión el término “plan de marketing” no es extraño puesto que cada vez son más las Farmacias que preocupadas por mejorar su gestión y rentabilidad, procuran diseñar un estrategia; sin embargo conocer el término no asegura que sepamos realizarlo o trabajar con él.

Planes de marketing hay muchos, pero aquellos que garantizan su efectividad no son tantos, y seguramente os preguntareis ¿Por qué pasa esto? La respuesta es sencilla, no basta con tener una lista de objetivos o de acciones determinadas. La eficacia de un plan de marketing, va a ser fruto de la suma de un plan bien estructurado pero sobretodo del trabajo constante por parte del equipo de la Farmacia.

Es decir, se trata de que a través del plan de marketing consigamos detectar oportunidades y establecer un plan de acción, pero que con la conciencia de que va a ser ejecutado con coherencia por parte de nuestro equipo, atiende a las necesidades que requiere el equipo para su comprensión. Además una parte esencial de ese conocimiento estará en el estudio y análisis de los resultados para que seamos capaces de evaluar el progreso y determinar el grado de evolución.

De este modo, podemos decir que hay 5 factores clave a la hora de estructurar un plan de marketing para la Farmacia y que quiera ser implementado con éxito.

El análisis: etapa en la que la farmacia busca recopilar toda la información que aporte “luz” a sus necesidades, atendiendo tanto a aspectos de producto, superficie de venta, equipo como de consumidor. Y en este último apartado es donde muchas farmacias se equivocan, puesto que centran su análisis en aspectos meramente internos, olvidándose de que la competencia y el consumidor serán un factor importante en el momento de buscar la innovación, demanda y canales de diferenciación.

Determinar los objetivos: se trata de que a modo de metas, la farmacia sepa proyectar su evolución y necesidades en acciones concretas, de tal modo que partiendo del análisis previo desarrolle una serie de necesidades a cubrir y que coincidirán con su proyección a futuro. No obstante, no es una tarea que deba tomarse a la ligera, la redacción de los mismos debe ser clara y debe saber definir específicamente en tiempo y forma los requisitos a cumplir, manteniendo siempre en mente los recursos de los que dispone y las áreas de oportunidad.

Estrategias coherentes: Con los objetivos claros y bien estructurados, el siguiente paso será la determinación de estrategias para alcanzar esos propósitos. Estas tienen que tener como base el análisis del que previamente hemos hablado para asegurarnos que disponemos de los recursos suficientes y que las líneas de actuación no se contraponen al entorno. Hay muchos tipos de estrategias, pudiendo ser comerciales, de imagen de marca o posicionamiento. Las primeras van relacionadas con el volumen de venta, las segundas con la creación de marca y por ende la fidelización y la tercera busca la especialización dentro del mercado. Todas deben estar programadas, es decir, todo el equipo debe conocer el tiempo de inicio y su duración, así como la responsabilidad que cada miembro del equipo tiene en cada una de ellas.

La comunicación con el equipo: para conseguir alcanzar los objetivos cada miembro de nuestro equipo tendrá un role y una serie de necesidades/obligaciones, por lo que el diálogo en ambas vías se hace imprescindible.

Control como indicador de éxito: para poder definir realmente si estamos evolucionando o no, es vital marcarse tiempos límite para cada objetivo. Definir acciones a cumplir en lapsos temporales específicos tiene dos finalidades, la primera facilitar la medición de resultados en base a datos previos o a objetivos marcados. La segunda se refiere a la organización para protocolizar cada una de las estrategias, convirtiéndolas en procesos cotidianos que influirán en una mejora directa en la gestión de los recursos.

Los resultados y su interpretación: quizá uno de los pasos que más se suelen omitir es la interpretación de los resultados. Sólo quien mide, analiza y rectifica, consigue mejorar.

Con estas pistas, pretendo resaltar la necesidad de aprender las técnicas efectivas en materia de gestión y marketing para la farmacia, puesto que aunque nuestra verdadera vocación es la salud, nuestro sector exige profesionales multidisciplinares que sepan cómo prepararse para la farmacia del futuro.