Adolfo Herrera
Director general del Grupo Teva
| viernes, 28 de noviembre de 2014 h |

El medicamento genérico ha sido y sigue siendo un elemento clave en la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. El genérico ha ayudado y ayuda a alcanzar unos niveles de precio inferior, lo cual impacta directamente en el gasto en medicamentos, ayuda a liberar recursos que se pueden destinar a la financiación de productos innovadores y a su vez es un claro catalizador para fomentar dicha innovación.

Actualmente tenemos varios elementos encima de la mesa que imposibilitan una buena penetración de los nuevos lanzamientos. El primero es que la igualdad de precio entre genérico y marca dificulta una buena penetración de las nuevas moléculas cuando ha sido el mismo genérico quien ‘obliga’ a bajar el precio. ¿Lo haría la marca por sí sola sin la presencia del genérico? Difícilmente. Estas bajas cuotas de penetración dificultan, a su vez, el lanzamiento de nuevas moléculas y la viabilidad del propio medicamento genérico.

En segundo lugar, la posibilidad de registrar genéricos de fantasía en moléculas totalmente afianzadas y cuya DCI está interiorizada, aceptada y conocida por los propios pacientes, a través de las constantes campañas pedagógicas que han sido lanzadas los últimos años por la propia administración sanitaria. Y en este aspecto, es importante remarcar que según el estudio ‘Conocimiento, uso y evaluación de los medicamentos genéricos’ elaborado en 2012 por Metroscopia, el 81 por ciento de los pacientes cree que las administraciones han de aumentar la información y fomentar activamente el uso de medicamentos genéricos.

Por último, uno de los problemas relacionados con el medicamento puede llegar a ser la duplicidad, es más fácil detectar una duplicidad de dos medicamentos genéricos con misma DCI que dos medicamentos con el mismo principio activo pero con diferente denominación comercial. Este es otro elemento que sería interesante tener en cuenta.

También nos encontramos con determinados conceptos que se enmarcan en una corriente de falsos mitos que hemos de empezar a desterrar, ejemplo sería el debate sobre la “bioapariencia”, curioso que se hable de este término por parte de ciertas compañías que incluso han patentado el color y la forma de sus medicamentos, después de ello argumentan que la falta de bioapariencia dificulta la adherencia. Esta afirmación falta a la verdad, por varios motivos, el primero, no todos los pacientes parten originariamente de la marca, muchos ya han iniciado su tratamiento con el propio genérico y hay estudios que corroboran que la falta de adherencia a cualquier medicamento, a parte de su multifactorialidad, depende en mayor medida de la labor de refuerzo de médicos y farmacéuticos.

Genéricos e innovadores están destinados a entenderse, uno cataliza al otro y juntos pueden contribuir a obtener un marco de eficiencia y de ahorro que contribuya a mejorar disponibilidad de nuevas moléculas que den respuesta a necesidades no cubiertas.

Las industrias genérica e innovadora son complementarias entre sí y ninguna de ellas debe suplantar el papel que cada una juega en un marco de equilibrio y cooperación. Y digo todo esto desde la dirección de un laboratorio que conjuga genéricos e innovación y que tiene muy claro que el equilibrio ha de ser la base angular para disponer de una sanidad sostenible, que disponga de los mejores recursos terapéuticos y que posibilite dar la mejor cobertura posible a nuestra verdadera razón de ser: los propios pacientes.