| viernes, 15 de octubre de 2010 h |

Pedro Luis Sánchez, director el departamento de Estudios de la patronal Farmaindustria

Los Reales Decretos Leyes 4/2010 y 8/2010, aprobados en marzo y mayo, respectivamente, recogen una serie de medidas de reducción del gasto farmacéutico público de fuerte impacto. Tal y como muestran los últimos datos disponibles, sus efectos sobre el mercado han sido inmediatos, y las caídas del gasto farmacéutico continuarán ocurriendo mes tras mes hasta bien entrado 2011. Pero empecemos por describir estas medidas. El Real Decreto Ley 4/2010 incluye una reducción obligatoria del precio de los medicamentos genéricos en una escala según su diferencial con el precio de referencia de su conjunto correspondiente. Esta medida ha dado lugar a una rebaja media de los precios de estos medicamentos del 25 por ciento, aproximadamente. A efectos de reducción del gasto farmacéutico público, estas reducciones de precios entraron en vigor de forma efectiva el pasado 1 de julio.

A su vez, el Real Decreto Ley 4/2010 incluye una modificación sustancial del Sistema de Precios de Referencia, en especial en materia de cálculo del precio de referencia de cada conjunto; de aplicación de la cláusula de gradualidad; y de reducción de precios de medicamentos con genérico en Europa, pero no en España. La orden ministerial que regula esta modificación del Sistema de Precios de Referencia está en proceso de tramitación, y es previsible que entre en vigor a efectos de gasto a principios de 2011. Su aplicación conllevará una reducción muy importante de los precios de todos los medicamentos sujetos al Sistema de Precios de Referencia, que suponen casi el 40 por ciento de todo el mercado farmacéutico español en unidades.

Por otra parte, el Real Decreto Ley 8/2010 implantó una deducción obligatoria del 7,5 por ciento sobre el precio de todos los medicamentos no afectados por el Sistema de Precios de Referencia y dispensados con cargo a fondos públicos del Sistema Nacional de Salud. Dicha deducción entró en vigor de forma efectiva a efectos de gasto farmacéutico el pasado 1 de junio.

Fundamentalmente, éstas son las tres medidas de mayor impacto, y afectan especialmente al gasto medio por receta. Se debe analizar, por tanto, el impacto previsible de estas tres medidas sobre el gasto farmacéutico en los años 2010 y 2011, a través de sus efectos depresores del gasto medio de la prescripción. En los tres últimos años, el gasto medio por receta ha experimentado una evolución muy contenida, con decrecimientos o crecimientos que en ningún caso han llegado al 1,5 por ciento. No obstante, a causa de la implantación de los RDL 4/2010 y 8/2010, es previsible que el gasto medio por receta termine 2010 con una caída en el entorno del 4 por ciento; llegue a experimentar caídas superiores al 9 por ciento (en tasa anual acumulada 12 meses) en el primer semestre de 2011; y termine 2011 con una caída cercana al 7 por ciento.

Por su parte, el consumo de recetas no debería verse muy afectado por las medidas anteriores. No obstante, los modelos predictivos de los que dispone Farmaindustria arrojan una cierta moderación del crecimiento de la demanda de recetas durante el resto de 2010 y todo 2011, con tasas de crecimiento anuales en el entorno del 3,5 y 4 por ciento.

La evolución de número de recetas y gasto medio por receta determinan la evolución del gasto farmacéutico. De este modo, se prevé una evolución continuamente decreciente del gasto farmacéutico público en España en los próximos meses, que acabaría 2010 con un crecimiento ligeramente negativo (estimación central en el entorno del 0,5 por ciento); alcanzaría su mínimo en el mes de mayo de 2011, con una caída próxima al 6 por ciento en tasa anual acumulada de 12 meses; y podría terminar 2011 con una reducción cercana al 3,5 por ciento. Como muestra el gráfico, el impacto es muy importante, ya que en un periodo de 12 meses se prevé una reducción de la tasa de crecimiento del gasto farmacéutico público de 11 puntos porcentuales, al pasar del 4,9 por ciento de mayo de 2010, al -6,2 por ciento previsto un año después.

Así, aunque la evolución del gasto farmacéutico estará determinada en gran medida por la importante reducción del gasto medio de la prescripción que van a provocar los RDL 4/2010 y 8/2010, será la demanda de recetas la que en última instancia puede hacer que el gasto farmacéutico descienda más o menos en 2010 y en 2011. Así, si el crecimiento de la demanda de recetas es inferior al 4 por ciento anual, la reducción del gasto farmacéutico en 2010 puede superar el 1 por ciento, y 2011 puede terminar con caídas del gasto del 5 por ciento o incluso superiores. A la vista de estas previsiones, bastante conservadoras por otra parte, resulta evidente que las compañías farmacéuticas tienen por delante unos años de grandes dificultades económicas y que va a ser necesario un gran esfuerzo para evitar que las últimas medidas de reducción del gasto farmacéutico tengan un impacto negativo irreversible sobre la industria farmacéutica española.

Éste es un sector globalizado, de ciclo largo, fuertemente intervenido y con un demandante público con gran poder de compra. Todo esto implica que sin estabilidad del marco regulador y sin seguridad jurídica, la industria farmacéutica, que es líder destacado en productividad, dinamismo exterior e inversión en I+D en España, está condenada a reducir sustancialmente su aportación de valor, su contribución al volumen de exportaciones y su capacidad de innovación. Urge, por tanto, la implantación de un plan sectorial que devuelva la confianza al mercado y que garantice la estabilidad normativa, único requisito de verdad imprescindible para que las compañías farmacéuticas innovadoras puedan desarrollar todo su potencial inversor en nuestro país.