“Muchos colegiados tienen al COF olvidado, y la misión de todo presidente es cambiar la situación”

e. c.

Orense

En el pueblo orensano de Liero (2.000 habitantes), Francisco José Fernández es conocido tanto por tanto ser el alcalde del municipio como por ser también el único farmacéutico que da servicio en la localidad. Sin embargo, si los resultados electorales le son favorables, desde el próximo 30 de enero también pasaría a ser conocido como el presidente del COF de Orense.

Pregunta. ¿Qué motivos le han llevado a presentar candidatura?

Respuesta. Dos razones principales: porque me han llamado muchos compañeros para pedírmelo y porque no estoy al cien por cien satisfecho con el funcionamiento del colegio.

P. ¿Cuáles son esos aspectos que le desagradan y que buscaría revertir?

R. Quiero que los colegiados se sientan partícipes de su colegio. Algo falla si somos 550 colegiados y cuando se convoca una asamblea no acuden ni un centenar de ellos. Creo que buena parte de los colegiados tienen al colegio olvidado o en un segundo plano, y la misión de todo presidente debería ser revertir esta situación.

P. ¿Con qué medidas?

R. Acercándoles el colegio. Por ejemplo, realizando reuniones comarcales. Hacerles más partícipes de las decisiones. No hay que tener reparos en convocarlos cuando se vaya a firmar un acuerdo con otra entidad, ya que la tendencia es presentarles los acuerdos ya firmados. Soy consciente de que en ocasiones hay que tomar decisiones de un día para otro, pero siempre que se pueda éstas tienen que tomarse previa consulta a los colegiados. Hay que ser lo menos presidencialista posible.

P. ¿Esta falta de apego con el colegio es más latente en algún colectivo determinado?

R. En el colectivo que yo más conozco, ya que fui presidente de la patronal farmacéutica local, que es el de titulares de oficina de farmacia. Puedo asegurarte que no hay alegría.

P. ¿Qué otras líneas marcarían su trabajo?

R. Ahora mismo, por exigencias del guión, continuar con el desarrollo de la receta electrónica y poner solución a los problemas que está originando su implantación. También me gustaría dar más fluidez a las relaciones con la Administración, pero siempre defendiendo a ultranza el interés del colectivo farmacéutico.

P. Ejerce en un pueblo. ¿Significa que se acordará de sus compañeros rurales si se convierte en presidente?

R. Llevo 22 años colegiado, y todos los presidentes que he tenido en el colegio ejercían en zonas urbanas, por lo que yo he sido el primero que he notado la falta de protagonismo de este colectivo. Uno de mis planes es poner sobre la mesa sus problemas.

P. ¿Cree que el hecho de ostentar un cargo político puede jugar en su contra?

R. No me ha gustado que en estas semanas previas a los comicios se haya comentado que yo, por ostentar este cargo, iba a tender a plegarme más a los intereses políticos que a los de la profesión farmacéutica. Yo soy farmacéutico desde los 22 años, y sólo desde hace unos años soy político ‘por accidente’. Lejos de ser un impedimento, espero que mis experiencias en el campo de la política puedan servirme a la hora de dirigir con acierto el colegio.

P. Entonces, ¿farmacéutico antes que alcalde?

R. Sin duda, yo soy farmacéutico. Yo no quiero ser político toda la vida, en cambio sí quiero ser farmacéutico hasta que pueda.