Miguel Ángel Tovar,
director asociado de Contenidos en Barcelona
Los líderes de la industria siguen si quitar un ojo del calendario mientras buscan afanosamente candidatos con los que llegar a acuerdos. Para las compañías innovadoras el precipicio de las patentes se vislumbra cada vez más cercano y el tiempo apremia. Es necesario conseguir nuevas fuentes de negocio, nuevos generadores de caja que suplan a los que se hallan próximos a caducar y que permitan mantener la posición competitiva.
Pero también las biotecnológicas se aproximan a su ‘precipicio’. No son pocas las que cuentan los meses que les quedan (semanas, en algunos casos) hasta que se les agote el efectivo que tienen en caja. Para ellas el año 2009 va a ser el definitivo: o encuentran a su salvador o deberán obligatoriamente, como Canio, acabar afirmando que “La commedia è finita!”. Y las que llevan más tiempo en el negocio deberán afrontar de manera creciente la competencia de biosimilares. Recientemente compañías como AstraZéneca, Eli Lilly y Merck & Co. han manifestado su intención de competir en esta área. La esperada aprobación en Estados Unidos de un marco regulatorio para este tipo de productos va a ser una de las novedades de este año.
Precisamente son las dos tendencias anteriores las que están favoreciendo los acuerdos entre innovadoras y biotecnológicas. Una tendencia que veremos acelerarse durante 2009. Tenemos además sobre la mesa casos importantes, como el intento de Roche para adquirir la parte que le resta de Genentech. Si algo no les falta a las grandes compañías es dinero en la caja. Todo ello sigue alimentando continuos rumores de adquisición. Por lo que es probable que algunos se lleguen materializar durante 2009.
Las últimas semanas ha vuelto a sonar con fuerza como comprador la norteamericana Pfizer. Los analistas de Goldman Sachs han llegado a modificar su posición respecto a los títulos de Pfizer, pasando de vender a mantener. Aunque resulta harto complicado adivinar quién será eventualmente la presa, ni siquiera qué tamaño tendrá, es posible prever que en un horizonte no muy lejano (meses), la norteamericana llevará a cabo una adquisición que tendrá un importante impacto para su futuro próximo. Hasta ahora, ninguna de las opciones que tiene en sus manos sirve para parar el duro golpe que supondrá la pérdida de patente de Lipitor (un cuarto de su facturación).
Otro de los pronósticos (éste más fácil) para este ejercicio es el avance en la consolidación del sector de los genéricos. Durante las últimas semanas hemos asistido a un par de movimientos importantes en esta línea. Parece ser que la grave crisis que afecta a Islandia, donde en una sola semana cayeron tres de los bancos más importantes, ha sido el detonante que ha llevado al propietario de Actavis a poner la compañía en venta. Por su parte, el suicidio de Adolf Merkle, el multimillonario alemán que no ha podido sobrellevar el probable derrumbe de su imperio familiar, ha motivado a los bancos acreedores a organizar la subasta de Ratiopharm, la joya de la corona del holding.
El presente año esperamos asistir también a la transformación de la FDA. O al menos al inicio de ésta. La nueva administración federal norteamericana nos traerá previsiblemente cambios en la cúpula de la agencia. Lo primero fue nombrar al responsable de Sanidad, el hasta ahora senador Tom Daschle, y lo inminente va a ser designar al nuevo comisionado de la FDA.
Durante los últimos años la agencia norteamericana ha mantenido una actitud tal vez de excesiva prudencia, que ha conducido al retraso en la aprobación de productos de notable potencial. Ello a pesar de contar, según informaba hace pocos días The Wall Street Journal, con más recursos económicos y con 800 personas más para revisar los dosieres de registro. No obstante, en 2008 la FDA ha aprobado la comercialización de 24 fármacos, más que en cualquiera de los tres años precedentes. ¿Veremos en 2009 consolidarse este cambio de tendencia en la productividad de la industria?