La consejera catalana aboga por liberar los centros de investigación “del corsé público”
| 2010-09-10T16:48:00+02:00 h |

redacción

Barcelona

El próximo año quizá sea positivo en términos macroeconómicos, pero será mucho más duro que los tres ejercicios precedentes. A la espera de saber si los ajustes de cinturón implicarán nuevas reducciones en los recursos de los sistemas sanitarios, la consejera de Sanidad catalana, Marina Geli, alertó sobre una fuga de científicos, no tanto por los recortes en sí mismos sino porque los contratos no les garantizan el futuro.

La competitividad está a la orden del día, sobre todo en un campo como el científico. El nivel es cada vez más alto, se compite con los mejores y no sólo cuenta el conocimiento. “También se compite con medios y recursos”, según Geli, y los científicos reciben continuamente ofertas para marcharse a trabajar en el extranjero. “La situación es de fragilidad”, confesó la consejera, que en un encuentra con la prensa celebrado la semana pasada abogó por un cambio del modelo actual.

El eje del debate se centra, en opinión de Geli, en el control del gasto y el déficit de las administraciones públicas, especialmente de las exigencias que vienen de Bruselas para no aumentar la deuda pública, así como en las continuas revisiones de las que son objeto para cumplir con la normativa.

Este mayor control ha incidido de forma importante, y lo hará según Geli, en los próximos años, en la investigación, principalmente porque la mayoría de las actividades se realizan en centros públicos. Para Geli, esto supone mayor control y menor flexibilidad para los investigadores a la hora de trabajar.

El cambio por el que aboga la Consejería catalana de Salud va precisamente en la línea de devolver a los centros de investigación la libertad de acción que han perdido al quererlos tratar como administración pública. En este sentido, una posible solución, a juicio de Geli, sería que estos centros “perdieran la mayoría de titularidad pública” y fueran, por lo tanto, capaces de liberarse del “corsé del sector público”.

A este respecto, cabe destacar que la comunidad catalana es una de las más preocupadas por la fuga de investigadores de primer nivel. Actualmente, en Cataluña, el 40 por ciento de los investigadores que trabajan en los 22 centros de excelencia que funcionan vinculados a universidades, centros hospitalarios o grandes institutos, son extranjeros.