La toma de algunos fármacos alteran la adaptación del organismo al excesivo calor

Médicos y farmacéuticos alertan del “mayor peligro” de automedicarse en verano

| 2009-07-19T17:21:00+02:00 h |

a.c.

Madrid

En los meses de verano, el excesivo calor no es, ni mucho menos, un buen aliado en el consumo de medicamentos. Todo lo contrario. Si hay un periodo en el que hay que tener mucho cuidado, tanto a la hora de administrarlos como de consumirlos, esa es la época estival, puesto que no son pocos los fármacos que pueden alterar la adaptación del organismo al calor que provocan las altas temperaturas. Así lo han recordado en las últimas semanas buena parte de los organismos sanitarios nacionales.

Uno de ellos, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), ha elaborado un documento de recomendaciones a la población. En él, aconseja reducir al mínimo o eliminar por completo, cuando no sea estrictamente necesario, “la toma de medicamentos sin prescripción médica ante la ola de calor” y de manera especial “en aquellos grupos de población más sensibles a padecer posibles efectos indeseados, como pueden ser los niños, ancianos, pacientes crónicos o polimedicados”, alertan.

No sólo la automedicación tiene riesgos en verano. Hasta el consumo de medicamentos prescritos por un profesional debe llevar aparejado un mayor control en estas fechas. Así, en otro de los puntos del documento elaborado por la Semfyc se alude a la “necesidad de mantener un especial seguimiento en verano” a los efectos secundarios de los tratamientos administrados a pacientes con demencia, alzhéimer, párkinson, depresión o enfermedades mentales, hipertensión y diabetes, enfermedades del corazón o insuficiencia renal.

Todos aportan

En los anteriores casos, todos los agentes sanitarios pueden aportar su granito de arena para reducir el riesgo de complicaciones. En el ámbito facultativo, la Semfyc apuesta porque los médicos intenten ajustar las dosis “a lo estrictamente necesario”, así como “procurar dar o prescribir el menor número de fármacos posibles”, con el objetivo de que el paciente no los acumule en su domicilio. Y es que es importante mantenerlos en lugares frescos y secos para que no pierdan calidad.

Respecto al papel de las oficinas de farmacia, en estos meses de verano se debe potenciar aún más si cabe el seguimiento farmacoterapéutico: mediante los consejos y recomendaciones en el momento de la dispensación, así como invitar al paciente a que acuda con premura a la botica ante cualquier síntoma inhabitual que pueda sentir tras la toma de su medicación. Unos síntomas que pueden abarcar problemas de sueño, cefaleas, vértigos, fatiga, vómitos o diarrea.

También es importante, según recuerda en su documento la Semfyc, que si el boticario no tiene contacto directo con el paciente, como puede ocurrir con las personas dependientes, sea el cuidador el que reciba estas recomendaciones. Así, desde esta sociedad se aconseja que en los días de excesivo calor “los cuidadores de personas mayores y enfermos incapacitados hagan un seguimiento de su estado de salud al menos dos veces al día”.

Cada fármaco, un efecto

Los inesperados efectos de la toma de medicamentos en días de alta temperatura pueden ser diversos. Por ejemplo, los diuréticos pueden facilitar la pérdida de líquidos. Por ese motivo, es fundamental que el paciente que los consuma esté bien hidratado. “Sin esperar a tener sed”, recuerdan desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, que al igual que otros colegios de farmacéuticos españoles facilitan estos avisos en sus páginas web.

Asimismo, la ingesta de otros medicamentos puede conllevar un agravamiento de los efectos del calor. Un ejemplo de ello pueden ser los antihipertensivos o los antidepresivos, dos fármacos que dificultan la pérdida de calor del organismo.

Igualmente, otro de los problemas habituales asociados a los medicamentos en verano es la posibilidad e que produzcan fotosensibilidad. Fármacos como antiinflamatorios, algunos anticonceptivos y, sobre todo, antihistamínicos, que curiosamente pueden tomarse para tratar alergias de sol y son de los productos más fotosensibilizantes que hay, pueden interaccionar con la radiación solar “y provocar que la piel experimente una reacción alérgica al sol, traducida en la aparición de manchas y urticarias”, dice Ana Sánchez de Buruaga, vocal de dermofarmacia del COF de Málaga.

Esta institución, al igual que el COF de Tarragona, ha puesto en marcha una campaña informativa sobre fotoprotección. Unas campañas que se complementan con los símbolos de advertencia (una señal de prohibido con un sol en su interior) impresos en los envases de estos fármacos fotosensibles.

Los efectos relacionados con la fotosensibilidad pueden producirse, recuerda esta farmacéutica, “tanto en el momento de la exposición solar como varios días después”, por lo que en ocasiones “no se relaciona con la toma del medicamento”. Como aspecto positivo, cabe destacar que es posible evitar estos efectos secundarios sin suspender los tratamientos y sin renunciar al sol. Basta con seguir los consejos profesionales y usar fotoprotectores de factor 50 o superior.