| domingo, 05 de julio de 2009 h |

redacción

Washington

Que el presidente norteamericano, Barack Obama, cuenta con la industria farmacéutica como aliada en su plan de reforma sanitaria es un hecho. Pero no todo el sector puede presumir de ello. Aunque han debatido sobre el Plan Obama en múltiples foros, los representantes de la Farmacia en el ámbito académico, profesional y colegial han mostrado su desacuerdo con que la Casa Blanca haya rechazado invitarles, hasta el momento, a participar como representantes del sector farmacéutico en el proceso de reforma.

Los farmacéuticos hacen valer su presencia como agente “imprescindible” por el propio objetivo de la reforma que persigue Obama: reducir los costes y construir una sanidad más centrada en el paciente. La situación actual deja mucho que desear: el sistema norteamericano gasta el doble que cualquier otro en Europa, sin repercutir en los pacientes ni la mitad de la atención. De hecho, más de 47 millones de estadounidenses están sin seguro de salud.

Pago por servicio

A partir de esta realidad, Obama ha fijado una de sus prioridades en el desarrollo de estrategias que promuevan la prevención y el manejo de enfermedades crónicas. Los farmacéuticos aseguran que su integración en el plan es clave para abordarla con éxito. Con datos en la mano, añaden que demostraron su impacto en la mejora de la salud de los ciudadanos y en la reducción de costes.

Por ello, y tras aprovechar que aún no se conoce en profundidad el contenido del plan de reforma sanitaria que elabora el Gobierno federal, la perspectiva de los farmacéuticos es que para que la reforma tenga éxito debe incluir el pago por servicios, entendido como un seguro de reembolsos para servicios que van más allá de la dispensación, que incluiría el manejo de las enfermedades crónicas, programas de seguimiento farmacoterapéutico y la administración de vacunas.

Coste billonario

Obama ha empezado fuerte con la reforma del sistema sanitario. Una de las primeras medidas que tomó como presidente fue la de firmar una ley que amplia el Programa de Seguro Sanitario Infantil Estatal, con la que pretende expandir la atención sanitaria a 3,5 millones de niños.

No obstante, si poco se sabe aún del contenido de su reforma (entre otras cosas, que la quiere aprobar antes de final de año), menos se sabe de su futuro. El coste de su propuesta, que en líneas generales contempla un sistema público en convivencia con uno privado para garantizar una cobertura casi universal, se estima en un billón de dólares (unos 720.000 millones de euros). El propio Obama dijo que el coste tendría que ser asumible para que la reforma salga adelante.