C. S. Madrid | viernes, 27 de junio de 2014 h |

Poder asegurar que el Sistema Nacional de Salud (SNS) es sostenible, eficiente y equitativo sería la mejor carta de presentación. No obstante, entraña dificultad ya que no existe, en la actualidad, equilibrio entre dichos parámetros. Además, cuando la mirada se centra en los pacientes con Hepatitis C, estos términos cobran mayor relevancia ya que son muchas las vidas que están en juego.

Con el objetivo de apoyar a este colectivo, proporcionarle información, velar por sus intereses y tratar de garantizar un acceso equitativo a los nuevos tratamientos, la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (Fneth) ha promovido la creación de un grupo de trabajo, desarrollado en el seno de la Alianza General de Pacientes (AGP), que ha analizado los retos de la patología y que ha dado como fruto un informe, que ya ha sido trasladado a las principales autoridades sanitarias del país, sobre su abordaje.

Uno de los retos absolutamente necesarios a corto plazo es el establecimiento de una Estrategia Nacional para Hepatitis C que establezca las bases para la incorporación de nuevas innovaciones terapéuticas al sistema sanitario. Unas innovaciones que permiten hablar de una posible erradicación de la enfermedad, como subraya el grupo de trabajo constituido por el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), José Luis Poveda; el presidente Fneth, Antonio Bernal; el vicepresidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Agustín Albillos; el secretario general de la Coordinadora Estatal de VIH-SIDA (Cesida), Miguel Luis Tomás Gil; y Francisco Zaragozá, vocal de Investigación y Docencia del CGCOF.

La infección del virus de la Hepatitis C (VHC) representa un problema de gran magnitud ya que repercute negativamente en la vida de las personas, deteriorando su calidad y esperanza de vida. A este hecho, se une el relevante coste y efectos adversos de los tratamientos actuales, así como la posibilidad de que la patología derive en cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular (CHC), que plantean como única alternativa terapéutica la realización de un trasplante hepático, lo que supone un elevado impacto sociosanitario.

Nuevos tratamientos

A este respecto, es de destacar que está próxima la comercialización en nuestro país de nuevos tratamientos, como Sovaldi (sofosbuvir DCI), que tienen una eficacia cercana al cien por cien y que evitarían todas esas complicaciones de la hepatitis C. Conscientes del impacto sanitario y económico, los expertos consideran que es necesario elaborar un plan que marque la estrategia del abordaje futuro de la hepatitis C. En este sentido, las principales líneas de la estrategia deberían estar focalizadas en el acceso equitativo a la medicación, creación de protocolos para la detección precoz, facilidades en el diagnóstico de la enfermedad, formación óptima de población y profesionales sanitarios, debido a la deficiente concienciación ciudadana en esta enfermedad.

Mientras que el desarrollo de nuevos fármacos que modifican el curso de la enfermedad y permiten la curación de gran parte de los pacientes es la cara de la moneda, la cruz es la dificultad que existe para que se beneficien, en condiciones de equidad, de estos avances. Por ello, los expertos instan a las autoridades pertinentes a que se establezca un presupuesto centralizado que permita financiar nuevos medicamentos que ya han sido autorizados y se comercializan en otros países de la Unión Europea (UE). En este sentido, los expertos manifestan su descontento con el diferente trato que reciben las innovaciones terapéuticas de la hepatitis C, frente a las de otros ámbitos sanitarios, que por la concienciación ciudadana existente, reciben un trato diferente por parte de las administraciones.

Innovación en la financiación

La realidad sitúa al sistema de salud en límites financieramente frágiles, que implican que el acceso a las nuevas opciones terapéuticas entrañe dificultades. En este punto, los expertos hablan de que se requieren no sólo políticas farmacéuticas efectivas, sino mecanismos innovadores para la financiación de nuevos medicamentos.

Además, debido a que las limitaciones al tratamiento en el acceso de antivirales de segunda generación y sin apenas efectos adversos sólo se entiende por medio de criterios economicistas, el grupo de trabajo aboga por una priorización de los pacientes susceptibles de recibir los nuevos tratamientos, en función de la gravedad que presenten. Así, una propuesta incluída en el informe señala que sería imprescindible el tratamiento inmediato, los pacientes con riesgo vital grave, como aquellos con formas graves de recurrencia tras el trasplante o cirróticos con riesgo grave de descompensación. Además, a corto plazo, menos de un año, deberían ser tratados todos los pacientes con cirrosis, así como aquellos en lista de espera de trasplante y los que padezcan recidiva después del trasplante. Por último, en menos de dos años, aquellos pacientes con fibrosis avanzada (F3).

Una buena estrategia, han subrayado, ha de posibilitar que la población que pueda obtener un mayor beneficio de los fármacos acceda a ellos desde el momento en el que estén disponibles. La incorporación de los nuevos antivirales es importante debido a la elevada eficacia que presentan, su mejor perfil de seguridad así como la menor duración de los tratamientos utilizados, algo que redundaría según los expertos en una mayor adherencia terapéutica y, por tanto, resultados clínicos.

Los miembros del grupo han recalcado que la evaluación de nuevos medicamentos debe ser minuciosa, ya que además de su eficacia y seguridad, también es importante su impacto presupuestario. Sin embargo, una importante inversión inicial en la actualidad, supondría a medio plazo una descongestión del sistema.

Durante un reciente encuentro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, varios expertos aseguraron que, teniendo en cuenta que el arsenal terapéutico actual permitiría erradicar la Hepatitis C en Occidente, compensaría financiar estos fármacos, aunque sean caros. Esta cuestión se debatirá, seguramente, en la próxima Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, aprovechando una Proposición No de Ley que el PSOE ha presentado en defensa de un Plan de Acción Global frente a esta enfermedad.

El origen de la iniciativa está en el freno detectado para la financiación pública de los medicamentos innovadores contra la hepatitis C, un asunto que ha llevado al PSOE a solicitar de nuevo la comparecencia de la ministra de Sanidad, Ana Mato, en la Cámara Baja. Sin embargo, la proposición socialista “no sólo pretende poner a disposición de los pacientes los últimos medicamentos, sino también prevenir y actuar adecuadamente con una detección de la enfermedad”, tal y como recuerda el portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados, José Martínez Olmos.