fRANCISCO rOSA Ingelheim | viernes, 25 de abril de 2014 h |

Boehringer Ingelheim presentó los resultados económicos correspondientes al ejercicio 2013, que no fue especialmente boyante para la farmacéutica alemana. Sus ventas ascendieron a los 14.065 millones de euros, un 4 por ciento menos que en 2012, cuando facturó 14.691 millones. A pesar de ello, el resultado operativo subió un 15 por ciento, hasta los 2.114 millones de euros, lo que permitió trasladar un mensaje positivo.

Los responsables de la compañía explicaron el retroceso global de la cifra de negocio con el impacto de los efectos cambiarios, principalmente. Descontados estos, las ventas hubieran crecido un 1,4 por ciento. “La debilidad del dólar y el yen afectó seriamente a nuestra cifra de facturación. Más teniendo en cuenta que son dos de los tres mercados con más peso en las cuentas de la compañía”, explicó el presidente del comité ejecutivo, Andreas Barner.

Por unidades, la más afectada ha sido la de medicamentos de prescripción, que cerró el año con una cifra de negocio de 10.891 millones de euros, un 4,5 por ciento menos. En este caso, además del impacto de los efectos cambiarios, habría que tener en cuenta la pérdida de la patente de Micardis en algunos países, con la correspondiente entrada de medicamentos genéricos, que provocó una reducción de sus ventas del 15 por ciento, hasta los 1.373 millones de euros. También se resintieron las de Combivent, que cayeron un 13 por ciento, y hasta los 711 millones en 2013.

Por el lado positivo, destaca la evolución plana de Spiriva, que se mantuvo en el entorno de los 3.500 millones de euros, y el crecimiento del 9 por ciento de las ventas de Pradaxa, el nuevo anticoagulante oral que ya supera los 1.200 millones; y Trajenta, que procede de la alianza emprendida en diabetes con la firma norteamericana Eli Lilly.

Lejos de mostrar preocupación por esta cuestión, los responsables de la compañía mostraron su optimismo de cara al futuro. Aunque se prevé una evolución plana para 2014, la compañía prepara algunos lanzamientos, con los que espera retornar a datos más sólidos de crecimiento. “Preparamos diez lanzamientos para los dos próximos años. Pensamos que en 2018 la mitad de nuestras ventas podrían proceder de los medicamentos que hemos estado lanzando desde 2008. Deben ser la base para un crecimiento sostenible a largo plazo”, dijo Barner.

Y es que, el objetivo no pasa por crecer a pasos agigantados. Más bien al contrario, lo que pretenden es que ese crecimiento sea sostenible, “incluso aburrido”, señaló el máximo responsable de la farmacéutica alemana. Para ello, será imprescindible mantener la independencia de la que gozan actualmente, a la cual contribuyen los buenos datos de liquidez obtenidos.

Por el momento, lo que queda descartado es que la compañía vaya a acometer alguna adquisición. Ni quieren ser comprados ni quieren comprar a nadie. La confianza en los productos propios es plena. Estos van dirigidos a enfermedades propias del envejecimiento de la población (respiratorio, cardiovascular, oncologia, además de sistema nervioso central o inmunología) y por ello tienen un gran potencial. Las relaciones con otras compañías se desarrollarán en el ámbito de las alianzas, como la establecida con Lilly en diabetes, o como la emprendida con Qiagen, que ha desarrollado el test diagnóstico para la determinación de los pacientes respondedores a Giotrif, medicamento oncológico recién aprobado por la FDA.

Del resto de datos presentados hay pocas cosas destacables. Los productos de consumo y los biológicos han perdido ventas, aunque ligeramente. Solo han aumentado los de salud animal. Por regiones, cabe destacar la evolución positiva del mercado europeo (1,7 por ciento), frente a las caídas en América (7,2 por ciento) y Asia/Australia/África (5,7 por ciento).