Expertos consultados por EG creen que el 4/2010 no asegura la solvencia del SNS

Apuestan por priorizar la financiación e impulsar el debate del copago

| 2010-04-23T15:25:00+02:00 h |

carlos b. rodríguez

Madrid

Independientemente de si salen o no las cuentas del Ministerio de Sanidad, algo en lo que no todos están de acuerdo, los economistas de la salud consultados por EG tienen que claro que, por sí mismas, el Real Decreto Ley 4/2010 no aseguran la solvencia del SNS. ¿El motivo? Que a pesar de contener medidas que generan cierto ahorro, lo que impulsa la factura farmacéutica no es el precio de los medicamentos, sino la demanda, un punto en el que no incide ninguna de las políticas proyectadas.

Estas iniciativas, dice Guillem López Casasnovas, del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra, “no pueden ser recurrentes en su pretendido impacto financiero”, ya que, además de no impactar en la oferta y la demanda, intentan atacar “uno de los flancos del gasto sin controlar efectos colaterales”.

Pero Casasnovas cree al menos que pueden conseguir el ahorro estimado por Sanidad. Jaume Puig-Junoy, también desde la Pompeu-Fabra, no es tan optimista y califica de “incierto y excesivamente simple como para tener credibilidad” el cálculo de Sanidad. Su teoría es que la reducción del PVP hasta el coste marginal no garantiza reducir el gasto farmacéutico en la misma proporción ni, a veces, la reducción del mismo.

A medio camino, David Cantarero, responsable del Grupo de Investigación de Economía de la Salud de la Universidad de Cantabria, que cree que las previsiones pueden ser realistas, si bien el no ir acompañadas de medidas para la demanda puede impedirlo.

En el terreno de lo concreto, estas valoraciones generales desmontan punto por punto las medidas estrellas programadas por el Interterritorial, fundamentalmente por los problemas de rentabilidad que plantea a la industria de genéricos. Las adoptadas sobre su precio “apuntan en la línea de mejorar y profundizar el sistema”, dice Puig-Junoy, pero pierden su oportunidad al abogar por cambios menores en lugar de reformar la política de fomento de la competencia en este mercado.

Pone para ello el ejemplo internacional, donde también se vive la limitada competencia de precios a nivel de PVP. Pero España ha recurrido a una prohibición difícil de cumplir para contrarrestar la aparición de descuentos a las farmacias que no se trasladan al precio del consumidor. Frente a ello, otros estados han reformado sus sistemas de regulación de precios y reembolso mediante políticas orientadas a fomentar la competencia de precios de los genéricos. En estos sistemas, los precios más bajos de los genéricos se consiguen por lo tanto liberalizando su precio, junto con la sustitución obligatoria universal por el producto de precio en el mercado actualizado de forma automática, sea genérico o de marca.

La experiencia de otros países es también razón suficiente, según Puig-Junoy, para desconfiar del resultado de excluir de la financiación fármacos para síntomas menores que no ajusten su precio. “El resultado puede ser, si no se toman precauciones, un aumento del gasto debido a su sustitución por medicamentos más caros financiados por el SNS”, añade.

Recomendaciones

¿Necesita la sostenibilidad del sistema más medidas a corto o medio plazo? Los economistas así lo creen. Casasnovas habla de medidas globales y coherentes. “El gasto sanitario crecerá en nuestro país y no se podrá pivotar en la contención exclusiva de costes ni en una subida significativa de impuestos para garantizar su financiación”, asegura.

Cantarero cree que, en lugar de centrarse tanto en los genéricos, el real decreto ley “debería haber considerado los medicamentos innovadores con mucho mayor coste”. Ninguno de los tres, eso sí, es partidario de una bajada lineal.

En su lugar, apuestan por priorizar la financiación y conceder mejores precios sólo a las innovaciones que supongan un mayor aumento de la eficacia y que tengan mejor relación coste-efectividad. Entre las recomendaciones de los economistas ocupa también un lugar destacado el impulso al debate del copago farmacéutico.

Más exigencia gestora, un ajuste del coste por días de hospitalización y el establecimiento de criterios homogéneos para los pagos en gastos de personal en el SNS son otras de sus propuestas.