| domingo, 19 de octubre de 2008 h |

Ya sé que la comparación es exagerada y que podría llegar a ser, incluso, demagógica. Pero la crisis actual nos está enseñando el distinto rasero con el que se trata a dos sectores de importancia para la economía y la sociedad como son los bancos y las farmacias.

No cabe duda de que un hundimiento del sistema financiero y una quiebra generalizada de los bancos tendría consecuencias desastrosas para la economía de los próximos años, incluso décadas. Y por eso se ha previsto una gran cantidad de dinero para inyectar en caso necesario. Pero lo que no se puede hacer es vaciar las arcas para ayudar a un único sector y, al tiempo o a consecuencia de ello, exigir mayor esfuerzo económico al resto.

Las farmacias españolas entran en un periodo grave en el que las ventas se están resintiendo y, aún así, se quiere exprimir todavía más a las boticas, con nuevas aportaciones. Esta vez a cuenta de las mutualidades de funcionarios.

Además, tampoco hay que olvidar que, si las boticas no venden MP y parafarmacia, los laboratorios fabricantes, lógicamente, tampoco lo hacen. En este caso, se trata de uno de los subsectores de la industria farmacéutica más pequeño y que menos se ha beneficiado de los periodos de bonanza. Históricamente ha sido un sector olvidado por las administraciones públicas, lo que ha España está a la cola de la UE en autocuidado. Por eso, ahora más que nunca, hay que intentar que un sector tan importante para la sociedad supere esta crisis y aún hay recorrido para avanzar en lo aprobado por el RD 1345/2007.

José María López Alemany