Las habilidades para mejorar la AF y generar más confianza cobran mayor relevancia
Los expertos en comunicación demandan más formación también para titulados
irene fernández
Madrid
La Atención Farmacéutica no se basa únicamente en comunicar al paciente qué tiene que tomar, cómo y durante cuánto tiempo. También es crucial que el farmacéutico sepa transmitirlo a través de unas correctas técnicas de comunicación. Porque la farmacia, tanto la comunitaria como la de hospital, es un lugar de apoyo emocional y técnico. ¿Qué hacer si una hija acude con su madre a la botica pero le hace guiños al farmacéutico para que le dispense la píldora sin que ésta se entere? ¿Y si un inmigrante piensa que el boticario no quiere dispensarle un determinado antibiótico que sí ha ofrecido a su vecino?
A todas estas cuestiones respondió la tercera edición del curso, “La comunicación en el entorno asistencial”, organizado por el decanato de Farmacia de la Universidad de Alcalá, en colaboración con la Fundación Pharmaceutical Care España y la Fundación AstraZeneca, celebrado la semana pasada. Durante el mismo, los estudiantes de últimos cursos de Farmacia pudieron desarrollar durante una semana, a través de rol-playing, sus habilidades comunicativas y realizar informes.
Y es que, el interés por este tipo de comunicación está de moda y ha cobrado una especial importancia en los últimos años, según la directora del curso y vicepresidenta de la Fundación Pharmaceutical Care España, Carmen Alberola. “Este profesional cada vez está más interesado en aprender estas técnicas de comunicación, de ver cómo puede transmitir de manera verbal y no verbal”, apuntó. Sobre todo, porque el farmacéutico cada vez necesita más tejer una red de seguridad a su alrededor. No solamente debe informar, según esta profesional, también debe educar y saber cómo hacerlo.
En otros países estas técnicas tienen aún mayor relevancia. Por ejemplo, según Alberola, en Irlanda, Francia, Alemania, Escandinavia, Rusia, Canadá y Australia estudian desde hace ya 20 años lo que ellos llaman “ciencias del comportamiento y la comunicación, y lo estudian como una asignatura básica, en los primeros cursos de la carrera farmacéutica”.
Capacidades
Entre las capacidades, Alberola resaltó que “el profesional tiene que ser capaz de transmitir las emociones de la persona que está atendiendo”. Es decir, mostrar empatía, ser cordial, asertivo y generar confianza. “Las dudas ya las tiene el paciente”, remarcó.
Pero en la actualidad, en todo este proceso comunicativo el farmacéutico se encuentra con dos tipos de barreras: emocionales y culturales. Las primeras hacen referencia a los llamados pacientes o situaciones difíciles que exigen un esfuerzo añadido, como un paciente agresivo. Las culturales se centran más en problemas lingüísticos. “A veces un paciente pide que no se le dispense uno de los fármacos de la receta y, luego, descubrimos que es porque está haciendo el ramadán”, explicó.
El problema de la comunicación, según Alberola, es estructural y la Academia de Farmacia, así como los colegios profesionales, deberían promover cada vez más la formación en estas técnicas, también entre los ya titulados. Las ventajas son bien conocidas: mejoran la adherencia al tratamiento, la gestión del tiempo, minimizan errores y desgastan de menor manera al profesional.