El Global Madrid | viernes, 19 de junio de 2015 h |

“El cooperativismo es un enfermo que estaba grave y se ha conseguido estabilizar. Ahora bien, aún falta mucho hasta darle el alta”. Este es el resumen que Leandro Martínez, presidente de la cooperativa farmacéutica andaluza Cofaran y tesorero de la patronal Fedifar, hizo de los datos sobre la situación económica de las distribuidoras cooperativistas que, en el marco de unas jornadas de Acofarma celebradas el 18 de julio en Madrid, había presentado Fausto di Pasquale, de la asesoría Durán-Sindreu. Unos datos que, en líneas generales, muestran un crecimiento del 2,8 por ciento en la facturación en 2014, rompiendo la dinámica de pérdidas de los tres años anteriores (con un descenso acumulado del 14,5 por ciento).

En concreto, el sector cooperativista farmacéutico facturó 5.464 millones el pasado ejercicio, aún lejos de los cerca de 6.000 millones con los que estrenaron la década. No obstante, el protagonismo en estas cifras no es, ni mucho menos, equitativo. Mientras que, por ejemplo, las grandes cooperativas crecieron en torno al 5 por ciento, las consideradas pequeñas (menos de 1 por ciento de cuota de marcado), sufrieron un descenso de 2,9 por ciento en las ventas, “que puede valorarse positivamente teniendo en cuenta que venían de porcentajes negativos del 8 por ciento”, indicó Di Pasquale. Por su parte, las de mediano tamaño tuvieron un ejercicio valle, con un aumento del 0,2 por ciento de las ventas.

Dinero ‘irrecuperable’

El crecimiento global experimentado el pasado ejercicio es más valioso si cabe teniendo en cuenta las características de estas compañías, donde el farmacéutico es socio y cliente.

En el lado positivo, cabe destacar que los farmacéuticos socios obtuvieron una rentabilidad media del 3 por ciento. En el lado negativo, si la oficina de farmacia se resfría, la cooperativa estornuda. Por ello, las cooperativas cada vez se dejan más dinero por el camino como consecuencia de los créditos concedidos a farmacias asociadas que acaban sufriendo concursos de acreedores o bien proceso de liquidación y quiebras. De los 22 millones de euros que el cooperativismo nacional perdía por “créditos incobrables” en 2010 se ha pasado a 66 millones en 2014.

Por eso, Di Pasquale recordó la importancia de que las cooperativas “se doten de protocolos de morosidad ante casos de impagos que impidan tomar decisiones como el corte de suministro”. Pese a ello, las cooperativas farmacéuticas no han dejado de facilitar en estos últimos años de crisis financiación a los socios, ampliación de plazos a las farmacias en los pagos de sus facturas… “Se ha pasado de cobrar los pedidos en una media de 32 hasta los 40 días que pueden transcurrir ante problemas puntuales”.

¿Y el futuro? Las previsiones son optimistas. Por ejemplo, los datos del primer trimestre de 2015 mejoran los del ejercicio anterior: un aumento que ronda el 3,9 por ciento.