| viernes, 20 de noviembre de 2009 h |

José María López Alemany

Yo estoy seguro de que mi jubilación o la de la gente de mi generación no será a los 65 años. También estoy seguro de que la prestación sanitaria y farmacéutica, tal y como la conocemos actualmente, no será ni parecida dentro de 10 ó 15 años. Y menos si desde este momento no se empiezan a realizar pequeños cambios que eviten ‘darle la vuelta al calcetín’ en poco tiempo.

El sistema no se sostiene, y si a día de hoy sólo se tambalea es, como ya he dicho en varias ocasiones, por los bajos precios de los medicamentos y los salarios reducidos de los profesionales. Sólo así se explica el nivel de excelencia alcanzado con el escaso porcentaje sobre el PIB que España dedica a salud.

La responsabilidad que tenemos frente a las generaciones futuras requiere que hoy mismo se empiece a pensar en reducir las diferencias entre lo que la sanidad está ofreciendo hoy y lo que se podrá ofrecer a la siguiente generación. Un ejercicio de responsabilidad con quienes nos sucedan que no es aplicable únicamente al cambio climático.