| viernes, 02 de julio de 2010 h |

José María López Alemany

La transparencia es una deficiencia intrínseca a la Administración sanitaria española. En las últimas semanas medio sector está buscando por donde puede confirmar la existencia del famoso listado de medicamentos DH (o no) que saldrán de las farmacias. No es lógico. Y todo porque tanto el ministerio como las comunidades autónomas han preferido ocultar el nuevo palo —bueno, palito en comparación con los anteriores— que viene.

Otros dos ejemplos de falta de transparencia de las últimas semanas llegan con la confirmación, por la vía de los hechos, de que la Comisión de Precios establecerá una reducción obligatoria del precio de los genéricos de un 40 por ciento respecto al original. Pero lo que me asombra cada día más es el secretismo con el que se lleva la fecha de entrada en vigor del nuevo SPR.

¿Qué confianza, y más tras los dos RDL, se puede transmitir, por mucho que Trinidad Jiménez se empeñe, a un sector que necesita todavía más previsiones que cualquier otro con las múltiples muestras de oscurantismo y discrecionalidad existentes? Ninguna.