| viernes, 18 de febrero de 2011 h |

José María López Alemany

Yo no creo que la unidosis sea la solución, ni siquiera una de las soluciones, al problema de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Es más, creo que se trata de una pirueta político-publicitaria que, al menos en el caso del paracetamol y el ibuprofeno, supondrá mayores costes al SNS que la utilización de envases como los que existen actualmente.

Todavía no está fijado el precio para las unidosis, pero no creo que se vaya a establecer en cuatro céntimos el de un paracetamol 650 mg, que es lo que sale al dividir los 86 céntimos de euro que cuesta un envase de 20 comprimidos entre cada una de las dosis que incluye. Y si se hace casi peor, ya que un paracetamol, con todas las exigencias que tiene que cumplir, costaría cinco veces menos que un chicle. Se estaría enviando un mensaje terrorífico a la población sobre la confianza en la calidad del producto.

Pero bueno, obviando esto, que es inherente a la unidosis, creo que la opción de contar con una empresa como Onedose puede ser positivo, si es que se evita que tenga que ser el farmacéutico el que manipule los envases con todas las dificultades legales, logísticas o de facturación al SNS que ello conlleva.

No entiendo, por tanto, que el ministerio no haya desestimado la opción de fraccionar envases y tenga intención, todavía a día de hoy, de sacar una resolución que permitirá a los farmacéuticos el fraccionamiento, especialmente cuando Onedose parece dispuesta a comercializar un gran abanico de principios activos en forma de unidosis. Al menos, con Onedose no se perjudica la labor del farmacéutico y el paciente mantiene todas las garantías. El menor de los males.