| viernes, 11 de marzo de 2011 h |

José María López Alemany

Lapsus o hecho a conciencia. Ésta es la duda que surge ante la lectura de la primera de las conclusiones del documento que la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) hizo público la semana pasada, con el que avala las medidas que las comunidades autónomas están poniendo en marcha para el control del gasto en medicamentos. La OMC llega a asegurar que no hay nada cuestionable en la sustitución que las administraciones sanitarias puedan realizar entre medicamentos con “similar eficacia, seguridad y calidad entre sí”. ¿Con esto a qué se están refiriendo?

Porque… ¿estaría avalando la OMC una posible sustitución de atorvastatinas por simvastatinas o de lansoprazoles por omeprazoles? No cabe duda de que ambas parejas de productos tienen similares características, pero no son iguales. Y reconociendo que en muchos casos podrían ser perfectamente intercambiables por el médico, no me cabe ninguna duda de que un ordenador no está capacitado para realizar sustituciones, y menos cambiando de principio activo.

¿Es necesario recordarle a la OMC las interacciones entre el clopidogrel y el omeprazol, que no se producen con inhibidores de la bomba de protones similares a omeprazol? Al igual que este ejemplo, es posible que puedan existir otras interacciones similares. Y más allá, la potencia o la rapidez de efectos también suelen ser elementos diferenciadores entre fármacos similares y ser más beneficiosos para un determinado paciente.

En cualquier caso, esperemos que todo haya sido un lapsus y la OMC no quiera derribar murallas que ningún otro médico avala.