José María López Alemany
Cuando la política empieza, que es casi siempre, a impregnar los mensajes, ya no sabe uno a qué atenerse. ¿Es bueno o es malo gastar mucho en sanidad? Pues depende, porque políticamente se puede criticar que el adversario gasta mucho y, por tanto, es un despilfarrador. O, por contra, que gasta poco y que no se preocupa por la salud de los ciudadanos, y que lo que quiere es privatizar la sanidad.
Mensajes de éstos los hay todos los días. Muy especialmente en época de presentación de los presupuestos. Es entonces cuando ningún gobernante quiere aparecer como el que ha reducido las partidas de ‘protección social’, aunque lo que se presupueste muy poco tenga que ver al final con lo que se gaste.
Pues bien, a pesar de que hace tres meses todas las comunidades autónomas estaban viendo cómo meter la tijera al gasto sanitario, esta misma semana, alguna de ellas alardea de estar entre las primeras en gasto sanitario. ¿Hay alguien que lo entienda?