Carlos Andrés Jiménez Ruiz
Coordinador del Área de Tabaquismo de Separ
T.R.
Madrid
Pregunta. ¿Qué valoración hace tras la entrada en vigor de la Ley para la Prevención y el Control del Tabaquismo el pasado mes de enero?
Respuesta. Podríamos decir que, en general, se está cumpliendo perfectamente. Además, la inmensa mayoría de los españoles está aceptando bien la prohibición de fumar en los espacios de ocio y restaurantes. La Separ realizó varias encuestas a la población española antes de que se aprobara la ley que mostraban cómo el 90 por ciento de la gente estaba a favor de una normativa de estas características, y es un poco lo que se está viendo ahora tras su entrada en vigor.
P. ¿Piensa, por tanto, que se ha producido cierta exageración en la información que se ofreció, sobre todo, en los primeros días en los medios de comunicación?
R. La impresión que tengo yo y quizá la que tenemos todos, es que en determinados lugares ha habido cierto rechazo y eso es lo que ha trascendido a la prensa y por esto ha tenido más difusión. Todo esto ha hecho que estemos un poco engañados, y si verdaderamente se han producido problemas, han sido poco trascendentes y siempre muy puntuales y muy localizados.
P. ¿Considera que esta ley está motivando a que algunos fumadores dejen el tabaco o, al menos, está desempeñando una labor preventiva?
R. Este tipo de leyes lo que deben hacer fundamentalmente es proteger la salud de los no fumadores frente al humo contaminado del tabaco. Además, sirven para que también muchos fumadores se planteen seriamente el abandono de su consumo y muchos de ellos hagan este intento por dejar de fumar. Yo creo que eso sí lo cumple y que para esto sí está siendo útil, en definitiva, para proteger la salud y para que un gran número de adictos dejen el hábito.
P. ¿Qué aspectos de la normativa mejoraría?
R. Tenemos una ley que regula el consumo de cigarrillos en lugares públicos y en este aspecto es bastante buena, sin embargo es pésima en el ámbito sanitario, ya que ha olvidado la posibilidad de ayudar a los fumadores para que consigan dejar el hábito. Esto es lo que nosotros desde la Separ siempre hemos dicho y así se lo hemos hecho saber a nuestras autoridades político-sanitarias. Y, tal vez, es lo que haya que conseguir este año. Hay que presionar a nuestros políticos para que se tomen medidas que faciliten la asistencia sanitaria a las personas que fuman y que se incentive la creación de unidades de tabaquismo donde los afectados puedan acudir y ser atendidos. También es clave potenciar la formación de profesionales sanitarios en el diagnóstico y el abordaje del tabaquismo y que se financien los tratamientos que han demostrado ser eficaces y seguros. Creemos que las medidas en este sentido serían las complementarias en este momento a la ley convirtiéndola en auténticamente eficaz para luchar contra esta enfermedad y controlarla.
P. Teniendo en cuenta que el tabaquismo se considera una enfermedad adictiva y crónica, ¿hasta qué punto son positivos los tratamientos?
R. Se sabe que existen métodos que han demostrado ser eficaces y seguros para ayudar a combatir esta patología. Se ha demostrado, además, que estos fármacos tienen una relación coste-beneficio que es mejor que la relación coste-beneficio de los medicamentos con los que se manejan otras enfermedades crónicas como la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia. Asimismo, si estos tratamientos están financiados por el SNS ¿por qué no hacer lo mismo en el caso que nos atañe, teniendo en cuenta que el tabaco es la primera causa de cáncer en nuestro país?
P. En las personas que tienen patologías crónicas derivadas de esta droga y que siguen fumando, se puede considerar ¿que el gasto sanitario es el doble?
R. El Estado español ingresa como consecuencia de la venta del tabaco en concepto de impuestos alrededor de 9.000 millones de euros cada año, según datos de 2009. Ahora bien, solo por atender cinco enfermedades —aunque el tabaco produzca muchas más—, en gastos directos desembolsa unos 7.000 millones anuales, mientras que en gastos indirectos las cifras alcanzan los 8.000 millones de euros. Esto quiere decir que el Estado pierde como consecuencia del consumo del tabaco alrededor de 5.000 millones de euros cada año. Por lo tanto, no es solamente fundamental controlar esta epidemia desde un punto de vista sanitario, que considero que es lo más importante, si no también desde una variable económica.
P. ¿Qué le costaría a la sanidad pública estos fármacos?
R. Desde Separ hemos hecho un cálculo de cuál podría ser el coste. Nos hemos basado en la certeza de que en este momento hay entre 10 y 11 millones de españoles que son fumadores, pero dispuestos a dejarlo serían aproximadamente tres millones más o menos, esto es, el 30 por ciento. Y según los cifras que barajamos cuando el tratamiento para dejar el hábito es ofertado de forma razonada, progresiva y se acude a las consultas de médicos previamente formados, el coste es entre 150 y 180 euros por paciente tratado. Lo que se traduce en que en este momento el estado español podría gastar 400-450 millones de euros en financiar los tratamientos del tabaquismo. Ésta es una cifra un poco irrisoria, teniendo en cuenta que los beneficios por impuestos que se situaron en 2009 en unos 9.400 millones de euros.
P. Usted ha mencionado que estos medicamentos son efectivos para dejar de fumar, ¿pero realmente un fumador tiene que recurrir a ellos para decir el adiós definitivo a su adicción?
R. En este sentido es esencial resaltar que a veces hay una mala información, en general, e incluso desde los sectores sanitarios. Cuando un fumador hace un serio esfuerzo por dejar de fumar y no utiliza ninguna opción válida, es decir, no acude al médico, a las revisiones periódicas y no utiliza las alternativas que han demostrado ser eficaces, las posibilidades de éxito están en cerca de un 5 o como mucho un 10 por ciento. Sin embargo, si tenemos un fumador que hace ese mismo y serio esfuerzo por dejar de fumar y acude a las citas con el facultativo, utiliza la opción farmacológica correcta… sus posibilidades de éxito vienen a alcanzar hasta un 50 ó 60 por ciento.
P. Y además de someterse a la opción más eficaz, la voluntad y predisposición de cada persona juega también un papel fundamental ¿no es así?
R. Por supuesto, el fumador tiene que estar dispuesto a realizar un serio esfuerzo para aparcar su hábito. Para ello se han de tener dos cosas importantes. Primero, determinación para dar el paso; y segundo, recibir el tratamiento adecuado. Si se posee determinación, pero no se recibe el tratamiento adecuado, las posibilidades de éxito son pocas; si no se tiene voluntad y no se recibe el medicamento correspondiente, las posibilidades de triunfar son las mismas. Sin embargo, si ambas opciones se cumplen las probabilidades de salir adelante son muy altas.
P. ¿Qué actuaciones está haciendo actualmente la Separ en este sentido?
R. Desde hace tiempo la Separ ha presentando al Ministerio de Sanidad distintos informes en los que ha puesto de manifiesto, en primer lugar que el tabaquismo es la primera causa evitable de muerte en España, y después que existen tratamientos que son eficaces y seguros además de tener una relación coste-beneficio muy buena y, por último, que el impacto que tendría en los presupuestos la financiación de los mismos sería mínimo. Yo creo que la Separ está presentando todo lo que está en su mano para conseguir que a los fumadores españoles se les trate como enfermos y puedan beneficiarse de los medicamentos más acordes a su problemática.