Incrementar la modernización y competitividad de un país se logra muy especialmente potenciando e invirtiendo en actividades de valor añadido, actividades de investigación, desarrollo e innovación. Eso es lo que hasta ahora ha venido persiguiendo el Plan Profarma, incentivando a las compañías farmacéuticas a incrementar las inversiones que realizan en I+D+i en nuestro país a cambio de reducciones, de hasta el 25 por ciento, de la cuota apagar por la ‘tasa a la industria farmacéutica’. No obstante, en estos momentos no sólo hay que incentivar la I+D+i, hay que incentivar la producción, la internacionalización y, en definitiva, la competitividad industrial de las compañías presentes en nuestro país.
El nuevo Plan Profarma recoge entre sus principales elementos de valoración todos estos mencionados anteriormente, muy relacionados con la actividad industrial de las compañías y no tanto con su vertiente investigadora. Esto hará posible que muchas pequeñas compañías puedan verse beneficiadas por este nuevo Plan Profarma. Se trata de compañías, muchas de ellas de capital nacional, cuya actividad investigadora es limitada pero tienen importantes inversiones en desarrollo, innovación y producción, dando como resultado un incremento de su competitividad e incrementando las posibilidades de exportación.
Es de vital interés que, en estos momentos de crisis económica, se apueste por un cambio de modelo productivo hacia una sociedad del conocimiento basado en la innovación. Pero no es menos importante que un tejido productivo de alta cualificación, como es el del sector farmacéutico, tenga los suficientes incentivos como para mantener e incrementar su presencia en nuestro país, objetivos para los que debe servir el nuevo Plan Profarma.