| sábado, 18 de septiembre de 2010 h |

No corren buenos tiempos. Ni para las patronales, que se ven acorraladas por la soga de la crisis, ni para los sindicatos, que a la hora de defender los intereses de los trabajadores no pueden echar mano de los argumentos que antaño utilizaban para apretar un poco más. En el sector de oficina de farmacia esas dificultades, para unos y para otros, se ven acrecentadas, tanto por la situación económica general como por la asfixia particular que desde años lleva instalada en el entorno. Esta será la situación en la que acudirán tanto sindicatos como patronales de oficina de farmacia a la mesa de negociación que abordé no sólo el nuevo convenio colectivo para los trabajadores de estos establecimientos sanitarios, sino qué pasará con el que rige desde hace casi cuatro años y que tiene como fecha de caducidad el próximo mes de diciembre. Sí, porque a todas las dificultades que se han comentado se suma otra peculiaridad: el Tribunal Supremo obligó a los que firmaron el convenio colectivo que ahora rige a aceptar a la patronal Fenofar como miembro de esta mesa. Y porque el sindicato UGT se desmarcó, tras participar en la negociación, de dar su visto bueno a convenio colectivo actual.

Estas particularidades y estas pequeñas disputas deberían ahora quedar al margen. Lo exige la grave situación por la que atraviesa el sector. Se debe hacer un ejercicio de responsabilidad y no enredarse en disputas hueras que lo único que lograrían sería emponzoñar un ambiente que debería estar lo más limpio posible para que la farmacia pueda respirar. Se debe mirar adelante, dejar el convenio actual como está y ponerse manos a la obra para redactar uno nuevo. Un nuevo marco que cuente con el más amplio de los consensos posibles. Y aquí tanto patronales como sindicatos deben mostrar que están a la altura de los tiempos. No se puede pedir la luna, pero tampoco se puede negar el pan. Ya se sabe lo que decía la máxima aristotélica, la virtud está en el término medio.