| viernes, 18 de febrero de 2011 h |

El gasto en medicamentos a través de recetas del Sistema Nacional de Salud del mes de enero tenía un interés añadido al habitual: era el primer (y último) mes de aplicación del polémico cataloguiño. La espera ha defraudado, ya que el efecto observado no ha sido nada relevante. Si al menos se hubiera visto una reducción espectacular de la factura farmacéutica alguien podría aferrarse a defender la aplicación de la norma gallega por sus resultados. Pero es que, ni eso. El gasto medio por receta, factor sobre el que ejerce su influencia la existencia del cataloguiño, se redujo durante el pasado mes de enero en la comunidad gallega en un 13,37 por ciento, hasta quedar fijado en 12,73 euros. Podría parecer una importante rebaja, pero al comparar con lo ocurrido en el resto de autonomías, resulta que hay ocho que han reducido su precio medio por receta más que Galicia.

Podríamos pensar que ese escaso efecto del cataloguiño se debe a la aplicación del mismo durante solamente quince días. Pues bien, si al gasto registrado en enero se le restan 3,9 millones de euros que corresponderían a lo ahorrado durante una quincena más, según la propia Xunta, el gasto medio habría bajado un 18,07 por ciento, hasta situarse en 12,04 euros. En este caso, incluso Baleares, con un 21,14 por ciento de reducción superaría a Galicia. Pero lo más importante, los 12,04 euros de coste medio por receta de Galicia sería aún superior al existente en Canarias, Castilla-La Mancha, Ceuta, Melilla, Cantabria, Baleares, Cataluña, Madrid, Andalucía y la propia media nacional, situada en 11,69 euros. Es decir, que ni con un cataloguiño, que obliga a la dispensación del medicamento más barato, Galicia es capaz de reducir su coste por medicamento a los niveles de la mayoría de las autonomías.

Con esto queda demostrado que el cataloguiño, que tenía su efecto más importante durante enero y febrero, ya que luego se difuminaría por la aplicación de los precios de referencia, no es la solución a los problemas gallegos con el gasto, y menos si eso implica traspasar la ley.