Casi siempre, cuando un debate parece agotado en sus contenidos, encallado en posturas difíciles de conciliar, se necesita un punto de vista imparcial que aporte nuevos criterios y arroje algo de luz sobre la situación. El dictamen del Consejo Económico y Social sobre la orden de precios de referencia no ha sido providencial desde el momento en que el ministerio decidió (frente a lo que llevaba haciendo estos últimos años) solicitar la opinión de este organismo. Pero en el debate en sí, sus conclusiones sí han venido a ejercer ese papel de faro de guía que tanto necesitaba el sector.
Porque, puesto en un papel sin firmar, la suma de sus argumentos podría pasar por la de varios de los agentes. El documento resume punto por punto unas demandas históricas que sustentan la tesis de que el sistema de precios, si bien pudo ser eficaz en su momento, ha finalizado ya su periodo de vigencia. No resulta útil como política para el desarrollo de los medicamentos genéricos, ni permite a las oficinas de farmacia desarrollarse en un marco de estabilidad jurídica y viabilidad económica.
Ni FEFE, ni el CGCOF, ni Aeseg son unos iluminados que lanzan proclamas imposibles en defensa única de sus intereses económicos. El dictamen del CES indica que este organismo tampoco es ajeno a esta situación. Pero el CES no deja de ser un órgano consultivo. Su misión es únicamente la de decir lo que está mal. Y lo hace sólo mediante recomendaciones, no a través de comandos vinculantes.
La respuesta, de nuevo, está en manos del sector. Lo ha estado en manos del sector durante todos los años que llevan repitiendo, sin éxito, las mismas alegaciones a un sistema cada vez más obsoleto. Tal vez la solicitud de la opinión del CES signifique que también en el ministerio se está empezando a ver la luz.