Los ‘decretazos’ del Gobierno han cumplido su misión. Un cometido dañino con la farmacia, distribución e industria a corto plazo e inútil para la sostenibilidad del sistema a largo plazo. Y es así porque los ‘decretazos’ solamente se han ocupado de reducir el precio de los medicamentos. De este modo, los efectos de los dos RDL han dejado el precio medio por receta en unos niveles similares a los de 2003 ya que, desde entonces solamente ha crecido un 0,71 por ciento para la totalidad de España. En algunas autonomías, todavía más, como por ejemplo en Cataluña, donde los medicamentos dispensados en 2010 fueron un 4,78 por ciento más baratos que los que se dispensaron en 2003. Y todo ello, a pesar de que el IPC en estos años creció un 24,3 por ciento. A lo largo de esos mismos ocho años, el gasto ha subido un 36,5 por ciento, las recetas un 35,5 por ciento y la población un 10 por ciento. De este modo, el número de prescripciones per cápita se ha incrementado en un 23,2 por ciento y el gasto per cápita un 24 por ciento. Si el precio medio por receta hubiera crecido lo mismo que el IPC, que no deja de ser algo factible y lógico, estaríamos hablando de que el gasto durante 2010 hubiera sido de 2.800 millones de euros más de lo que realmente fue. Es decir, habría subido un 68 por ciento desde 2003.
El precio de los medicamentos en España es una variable que está controlada en nuestro país. Y lo está por la acción de la Comisión de Precios de los Medicamentos, por la actuación del Sistema de Precios de Referencia y los medicamentos genéricos, así como por las políticas de las comunidades autónomas en la recomendación de los medicamentos más eficientes. Por ese motivo, no entendemos que, tanto el Ministerio de Sanidad, como la mayoría de las autonomías quieran seguir fijándose solo en el precio y no en el volumen, que es donde está el problema. Los datos que presenta EG en este número muestran claramente dónde hay que poner el foco: en las recetas, y más concretamente en el número de recetas per cápita.