En los últimos meses las actuaciones urgentes de contención del gasto sanitario, en concreto el farmacéutico, están aflorando en numerosos países. Se trata de medidas tomadas, lógicamente, en el ámbito de sus competencias y que afectan, principalmente, a la situación en cada país, pero cuyas repercusiones pueden ser globales o, al menos, afectar al mercado farmacéutico en un número importante de países. Pero no es solamente el mercado farmacéutico, los ingresos y los beneficios de las compañías farmacéuticas lo que está en juego. Si se rompe el equilibrio mundial que permite a las compañías conseguir los fondos necesarios para la investigación de nuevos medicamentos, todos tendremos mucho que perder, ya que la puesta en el mercado de medicamentos para las patologías aún sin cura se retrasará.
A nivel local, las medidas de reducción del gasto pueden provocar decisiones empresariales drásticas, como la retirada de presentaciones o principios activos o el cierre de plantas, así como la salida de la comercialización de medicamentos innovadores en un país determinado. Y es así porque en Europa las políticas de fijación de precios de los medicamentos son competencia de los estados pero, aún así, casi todos los países toman o son tomados como referencia para la fijación de los precios en sus territorios. Por eso, una medida individual de un país puede tener graves efectos en otros muchos. Ejemplos de ello son las reducciones de precio o las nuevas políticas para su fijación españolas o las reducciones que, potenciadas por las pérdidas en el valor de cambio de su moneda, que se está llevando a cabo en Reino Unido.
Se trata, por tanto, de actuaciones que trascienden lo local y pueden afectar y mucho tanto al mercado farmacéutico como a la innovación. Por ese motivo, los políticos no deben mirar únicamente en clave local sino evaluar los impactos que sus decisiones pueden tener a nivel global. Unas decisiones cuya repercusión, al igual que el aleteo de una mariposa, puede afectar mucho indirectamente a su ámbito de gestión.
