J. NIETO Madrid | viernes, 13 de enero de 2012 h |

La nueva número dos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, es decir, la secretaria general de Sanidad elegida por la ministra del ramo, Ana Mato, para desempeñar la versión popular de José Martínez Olmos, la ex consejera de Sanidad de Galicia, Pilar Farjas, no es, ni mucho menos, alguien inexperto en el sector sanitario ni una persona desacostumbrada a la presión. No en vano, durante su paso por la consejería gallega tuvo que lidiar con la patata más caliente a las que se ha enfrentado en su trayectoria política: el catálogo priorizado de medicamentos. El ‘cataloguiño’, tal y como se denominó, dio muestras de que Farjas defiende a capa y espada todo aquello en lo que cree, aunque eso que pone en práctica sea recurrido ante el Tribunal Constitucional, tal y como hizo el ministerio en el que ahora se encuentra cuando era comandado por Leire Pajín.

Han pasado casi tres años desde que esta estrecha colaboradora del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y de los ex ministros de Sanidad José Manuel Romay Beccaría y Ana Pastor, sustituyese al frente de la Sanidad gallega a María José Rubio. Un puesto para el que llevaba en las alforjas un amplio bagaje profesional y político, al que accedió desde su puesto de concejal en el ayuntamiento de La Coruña que actualmente dirige Carlos Negreira, otro buen amigo suyo.

En lo que respecta a la trayectoria profesional en su vertiente sanitaria, cabe destacar que esta especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública trabajó en 1992 en los servicios de Sanidad exterior regionales y también había sido subdirectora de protección de Salud, directora de Salud Pública en la consejería de gallega y médico de vacunas del servicio de Medicina Preventiva del Juan Canalejo. Una trayectoria sanitaria que le permitió hacer su ‘primera visita’ al Ministerio de Sanidad, esta vez de la mano de la otra Ana, Pastor, que se fijó en ella para crear en 2002 la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

Ha sido precisamente este perfil técnico uno de los aspectos que más ha valorado el sector en su nombramiento como número dos del ministerio. En este sentido, cabe destacar que su paso por la Consejería de Sanidad de Galicia no ha pasado desapercibido. Así, entre los logros que se atribuyen a Farjas se encuentra la reducción de las listas de espera en las patologías más urgentes y, cómo no, el tratar de buscar los tres pies al gato para garantizar una de las palabras más de moda dentro del Sistema Nacional de Salud: la sostenibilidad. De este modo, la mano derecha de Mato en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad apostó en Galicia por construir nuevos hospitales con colaboración público-privada y, en materia farmacéutica, por el fomento de los medicamentos genéricos (actualmente uno de cada tres medicamentos que se recetan en esta comunidad autónoma es genérico).

Sin embargo, la auténtica prueba de fuego para Farjas llegó de la mano del ‘cataloguiño’. La ya ex consejera de Sanidad gallega se echó al monte y, en contra de la opinión de los que entonces eran máximos responsables del ministerio, aprobó para su comunidad autónoma una normativa que el anterior Gobierno consideró que vulneraba las competencias del Estado. Eso sí, después de estar suspendida durante seis meses, el Tribunal Constitucional levantó la suspensión de la ley gallega y, con ello, Farjas salió triunfante del pulso echado al Gobierno. Es más, con la aprobación del RDL 9/2011, el anterior Ejecutivo reconoció su derrota.

Ahora, dentro del organigrama del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Farjas tendrá la oportunidad de demostrar si convierte su despacho en una ‘aldea irreductible’, al estilo del pueblo galo de Astérix y Obélix, tal y como ha hecho de la Consejería de Sanidad de Galicia durante los años que la ha dirigido. Y temas no faltarán para demostrarlo. De este modo, se deberá enfrentar a asuntos como la ley del aborto (ante la que ya demostró su oposición radical desde Galicia); a las dudas sobre la universalidad de la Sanidad en España (en referencia o no a los autónomos); o al debate sobre el copago (que puso sobre la mesa y que tuvo que retirar Feijóo).

El camino que tiene por delante Farjas no es sencillo, como nunca fue sencillo el que realizó su predecesor (el anterior a Alfonso Jiménez), Martínez Olmos. Una jefa sin experiencia sanitaria que se deberá apoyar en ella para tratar de resolver el rompecabezas en el que se ha convertido el Sistema Nacional de Salud.