| viernes, 14 de octubre de 2011 h |

Pilar García

La receta electrónica acumula retrasos inaceptables en algunas comunidades autónomas que, de manera inminente, terminará por generar diferentes carreras para adaptarse a todo lo previsto en el Real Decreto-ley 9/2011. Las farmacias no reciben sus pagos y, por tanto, se ven atadas de pies y manos para invertir en el desarrollo de la receta electrónica. Sin duda el legislador no había pensado en ello cuando redactó el RDL 9/2011. Sin pagos y sin subvenciones, la universalización de la e-receta podría verse condenada a un aplazamiento sine die.