| viernes, 18 de junio de 2010 h |

Trinidad Jiménez

El Parlamento es fuente de promesas. Y muchas se cumplen, pero otras se retrasan, se olvidan o, lo que es peor, se incumplen. Para eso están los taquígrafos. Su inmensa tarea se ha convertido en imprescindible en la habitual estrategia política de echarse a la cara una frase registrada en el acta tal o cual comisión o pleno. La semana pasada, la ministra respondió tajante a la pregunta de si el sector farmacéutico puede esperar más recortes. “Evidentemente, no”, dijo Trinidad Jiménez. Los taquígrafos tomaron nota. Nosotros también.