Miguel Ángel Tovar,
director asociado de Contenidos en Barcelona
A comienzos de 2009 la FDA llamó la atención a 14 compañías farmacéuticas por el uso de anuncios breves en motores de búsqueda como Google. La FDA los consideró engañosos y denunció que no incluían advertencias sobre seguridad. Ahora, se ha propuesto iniciar un proceso para regular el uso de las redes sociales (Facebook, MySpace, Twitter…). Su rápida adopción ha sido posible gracias al desarrollo de tecnologías que permiten a los usuarios de Internet generar, compartir y diseminar contenidos de una forma sencilla y ágil. Los usuarios las aprovechan no sólo para relacionarse con sus contactos personales y profesionales, sino también para establecer conversaciones con las empresas y las marcas que son relevantes para ellos. Y entre ellas encontramos, cómo no, compañías y productos farmacéuticos. De este modo, se ha configurado un nuevo escenario, caracterizado por situaciones hasta ahora inéditas que requieren ser analizadas en cuanto a su repercusión. Actualmente nada impide, por ejemplo, que un paciente diabético cuente en un foro de Internet su experiencia en relación a un nuevo tratamiento, detallando los efectos secundarios que haya podido padecer. O que una persona relate la mejoría experimentada con un medicamento prescrito por su médico para una indicación no aprobada. Las compañías farmacéuticas pueden verse interpeladas con relación a estos asuntos y pueden hallarse ante el dilema de tener que escoger entre dar una respuesta para aclarar alguna cuestión o inhibirse por temor a incurrir en alguna ilegalidad.
La nueva realidad aconseja revisar y actualizar el estricto marco legal y los códigos de buenas prácticas que regulan la comunicación entre las farmacéuticas y los profesionales sanitarios y público general. Las compañías se sienten inseguras y son reacias a entablar un diálogo abierto con otros usuarios en el ámbito de las redes sociales por temor a ser acusadas de prácticas ilegales. Ello explica que alguna sólo haya practicado el monólogo y que en sus sitios web no permitan comentarios. Puede que en un foro digital algún participante proporcione una información errónea acerca de un medicamento y que el fabricante no intervenga para aclararlo por temor a ser sancionado. Para complicarlo más, ha aparecido Google SideWiki, una herramienta que permite abrir una barra lateral en cualquier página web y hacer comentarios, aunque la página no ofrezca esa posibilidad. Numerosas farmacéuticas ya tienen en sus web comentarios en esa barra lateral, y ha cundido un cierto sentimiento de indefensión. Hasta hay quien ha solicitado a Google que permita que el administrador de una página pueda bloquear o impedir el uso de SideWiki.
Cuestiones como éstas llevaron a la FDA a organizar una audiencia pública el 12 y 13 de noviembre en en Washington para todas las partes interesadas, donde demandará a los asistentes su opinión sobre cuestiones como: responsabilidad, cumplimiento de la normativa legal, corrección de informaciones erróneas, uso de enlaces, comunicación de efectos adversos… El proceso se prevé largo y, tras la audiencia pública, aún será posible enviar comentarios por escrito hasta finales de febrero de 2010. Se supone que posteriormente la FDA analizará toda la información y elaborará un borrador que se someterá de nuevo a consideración de las partes afectadas.
A nadie se le escapa que el resultado final no sólo tendrá consecuencias para el sector farmacéutico norteamericano sino también para el resto, pues constituirá una referencia de primer nivel para otras agencias reguladoras nacionales e internacionales, quienes podrán seguir procesos y adoptar criterios similares. De momento estaremos pendientes de lo que suceda en Washington.